¡Enhorabuena por el resultado electoral que te permite poder trabajar para contribuir, como tú misma dices, a la construcción del Bilbao que tú quieres, en el que todas las personas y agentes tengan voz y, dejando a un lado los prejuicios, trabajen en conjunto para construir una ciudad amigable, segura, integradora y llena de oportunidades! Hoy, en estás páginas, nos gustaría conocerte un poco más de cerca.
MILA ESKER! Plazer handia da nire ibilibide laburtxoa partekatzea.
Observando tu trayectoria académica y profesional parece vislumbrarse un hilo conductor: Derecho Económico, Derechos Humanos y Democratización, Cooperación al Desarrollo, Desarrollo Sostenible, organización de actividades culturales y sociales, voluntariado, tanto en el ámbito local como en el internacional… ¿Podrías contarnos cuándo y cómo descubres este deseo de servicio y por qué en estas áreas?
Desde niña me ha movido el ámbito social, las personas. Era incapaz de mirar a otro lado cuando ocurría alguna injusticia: en el colegio, cuando iba de la mano de ama por la calle y en casa siempre era la más intensa con la defensa de un mundo un poco mejor. Tengo muy claro que eso que los poros de mi piel transpiraban era, y es, resultado de lo que veía y vivía a mi alrededor: mi ama, mi aita y otras personas que han sido grandes referentes en mi vida me iban inculcando unos valores que calaron. Recuerdo que una tía abuela, desde muy pequeña, me llevaba a las tiendas de comercio justo como día especial para nosotras. Luego en el colegio me involucré con actividades de trabajo social y ya en la carrera vi claro que las asignaturas que más me gustaban estaban vinculadas con la defensa de la mujer, de personas en riesgo de vulnerabilidad, etc. La guinda fue mi año de Erasmus en la Vrije Universiteit en Amsterdam donde me acerqué mucho al mundo de los derechos humanos y vi claro que quería especializarme en ese ámbito.
Tras un período de 16 años en el que trabajas en México, Reino Unido, Tailandia y Bilbao das el salto a la política. ¿Qué te ha animado a dar este paso?
Aunque suene a tópico lo que siempre me ha movido es trabajar por mejorar la vida de las personas. He tenido la suerte de poder trabajar para organizaciones, como mencionas, en diferentes lugares del mundo. Organizaciones cuyo fin último era precisamente ése. Y en este caso la razón para lanzarme a la política no ha sido otra que trabajar al servicio de las personas de Bilbao y de Euskadi. Si bien es cierto que estuve muchos años viviendo y trabajando en el extranjero, llevo 23 años trabajando por una Euskadi mejor desde otros lugares de mi partido (EAJ-PNV), no tan públicos, pero siempre tratando de aportar mi granito de arena. Los objetivos que perseguimos de conseguir una sociedad más justa e igualitaria, más inclusiva donde tengan cabida todas las personas, una sociedad que crezca económicamente pero con criterios de sostenibilidad social y medioambiental y siempre vinculados a nuestra identidad e idioma me mueven. Conseguir que Bilbao sea una ciudad mejor me mueve. Escuchar las necesidades de las personas y poder desarrollar soluciones me mueve. Y colaborar con diferentes para buscar soluciones colaborativas es parte de lo que soy. Un poco por todo ello me animé a dar el salto. La decisión no fue fácil, la medité mucho por el impacto en mi vida y en la vida de mi familia, pero me animó mucho, por un lado, ver que desde EAJ-PNV me veían preparada para ello y, cómo no, la confianza que mi familia y mis amigas y amigos ponen en mi.
Los pasados 18 y 19 de septiembre, como miembro de la Delegación Vasca, participaste en Nueva York, en la sede de la ONU, en la cumbre de los ODS, en el marco de la Semana de Alto Nivel 2023 de la Asamblea General. En lo personal, ¿cómo ha sido esta experiencia de inmersión al más alto nivel en lo que llevas años trabajando?
¡Qué te voy a decir! Para mí, solamente entrar a la sala donde se celebra la Asamblea General de Naciones Unidas fue absolutamente emotivo. Además, ser testigo de la intervención de nuestro Alcalde en un espacio así fue un absoluto privilegio que solo pasa una vez en la vida. Bilbao es una ciudad que va adquiriendo peso en el ámbito internacional, no solamente desde el punto de vista del turismo y la gastronomía o por ser ejemplo de una transformación urbana constante, sino por la calidad y robustez de sus instituciones y programas. Gracias al trabajo realizado durante décadas desde instituciones públicas y privadas y fruto de la colaboración entre ambos ámbitos, cómo ha sido en el caso de la candidatura para albergar el Secretariado de la Coalición Local2030, de la colaboración entre ambos ámbitos, a Bilbao y a Euskadi se nos tiene más en cuenta en los espacios donde se trabajan cuestiones de importancia a nivel global. Tenemos retos globales a los que cada país, cada territorio, cada ciudad y cada persona, hemos de dar respuesta y poder participar en las mesas donde se comparten herramientas y propuestas de soluciones es un chute de energía y motivación.
En lo profesional, ¿qué recomendarías a las y los Alumni de la Universidad de Deusto para que se implicaran en el desarrollo e implementación de la Agenda 2030?
Lo primero me gustaría que entendiesen que la Agenda 2030 y sus objetivos (o las agendas que vengan después) son algo que nos afecta a todos y todas, que son parte de nuestra realidad. Esta agenda busca dar respuesta a problemas que nos afectan de manera igual. En algunos de ellos somos más conscientes, como está ocurriendo con el cambio climático, pero en otros casos aún no nos damos cuenta de que son cuestiones que nos afectan o nos afectarán. Y hablo de crisis migratorias o problemas de salud globales como ha dejado ver la pandemia del COVID19. Todo ello nos afecta en nuestro día a día por lo que lo primero que hemos de hacer es incorporar actitudes sostenibles en nuestro “yo” persona: siendo conscientes de cómo consumimos, de cómo nos movemos, etc. Pero luego, además, desde nuestro “yo” profesional hay mucho que podemos hacer. Estoy segura de que gran parte del estudiantado que pasa por la Universidad de Deusto tiene o tendrá puestos de trabajo desde los que puedan influir en mercados laborales, en la economía, en procesos de compras, en cambios legislativos, etc. Y otros muchos y muchas, trabajarán en puestos más ejecutivos en los que también pueden incorporarse acciones para generar un impacto positivo en la vida de las personas y de los ecosistemas naturales. Además, claramente todos los perfiles profesionales que salgan de la universidad y que trabajen con personas directamente (profesorado, profesionales de la salud, etc.) tendrán en su mano ser multiplicadores de conductas más respetuosas y justas. Esos procesos de localización son lo que les pediría idearan, sobre lo que les pediría reflexionaran: ¿qué puedo hacer yo, qué está en mi mano, para logar un impacto positivo a través de lo que hago?
Con los mejores deseos para esta nueva fase en tu vida y agradeciéndote por tu tiempo, para terminar, ¿qué recuerdos guardas de tu paso como estudiante por la Universidad de Deusto?
¡Muchos y muy variados! Recuerdo muchos y muchas profesoras a quiénes guardo mucho cariño y con quienes he tenido la suerte de colaborar o encontrarme en el camino después. Recuerdo la sensación de nervios cuando entrábamos en el pasillo de las notas. Sensación que iba creciendo según avanzabas en el curso, porque el corcho estaba más alejado, jaja. Recuerdo cuando en 1º de carrera el profesor Beobide, de Derecho Constitucional, me sacó a la pizarra a dibujar la caverna de Platón o el día en que me dieron la plaza para irme de Erasmus al lugar que había pedido. Pero además, fui becaria de colaboración en Gaurgiro, que era el espacio donde se organizaban las actividades sociales y culturales en aquella época. Fue una experiencia increíble donde aprendí muchísimo al lado de grandes personas. Recuerdo cómo llenábamos los corchos de los claustros con carteles de las actividades que organizábamos y cómo sufrían los bedeles para quitarlos, las reuniones de las asociaciones en los locales y las risas que hacíamos para montar mesas para dar información al estudiantado. La Universidad de Deusto para mí fue un hogar durante mis años de carrera, volvió a serlo durante mis años como parte del equipo de Relaciones Internacionales y siempre lo va a ser. Aún hoy, cuando entro para reuniones por diferentes razones, me siento en casa, y ese recuerdo grabado en la piel es el mejor de todos los posibles.