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«… sea cual sea su sueño, no se tienen que atrever a dejarlo. Que inviertan tiempo en su sueño porque eso les va a hacer bien, pero que no se obsesionen con llegar a la meta, lo importante está en disfrutar del camino».

El 4 de noviembre de 2020 tu novela Otro eslabón de tu cadena ve la luz tras nueve años de trabajo. ¿Podrías contarnos un poco de los orígenes y el posterior desarrollo de este proyecto?

Muy buenas. La semilla de Otro eslabón de tu cadena surge a raíz de mi viaje en 2009 a Guinea Ecuatorial con la ONG Asociación Africanista Manuel Iradier. Lo que inicialmente iba a ser uno o dos meses, se convirtió en medio año, tras el embrujo que sentí por aquella tierra. Al año siguiente comencé con la novela, pero no paré de documentarme y reescribir el manuscrito hasta pasados 9 años. De haberlo sabido antes, probablemente no me hubiera metido en un proyecto tan complicado para mi primera obra. Ha sido todo un aprendizaje y un arduo trabajo que, ha tenido tantos momentos buenos como duros.

El continente africano sigue siendo el gran desconocido para muchas personas. Lo que nos dejas ver de Guinea Ecuatorial en tu novela trasluce el drama de un país que se independiza de sus colonizadores para caer en manos de un dictador local que se perpetúa en el poder. ¿Crees que este proceso es extrapolable a otros países africanos? ¿Cómo viven las gentes guineanas su día a día?

Totalmente extrapolable. Tras las colonias, llegaron las dictaduras para el continente africano. 22 países continúan con dictaduras, otros 22 con una especie de estado híbrido y solo 10 son democracias plenas. Pero incluso en la época de la descolonización todavía nosotros seguíamos bajo el yugo de una dictadura y la vieja Europa acababa de terminar la segunda guerra mundial hacía menos de treinta años.

El día a día en Guinea Ecuatorial es difícil de explicar, porque cada día te trae una sorpresa. Yo muchas veces hacía el símil entre despertarme y abrir el telón de una obra en la que no sabes qué te puede llegar a ocurrir o qué puedes llegar a presenciar. Los valores, creencias, rutinas y estilos de vida son completamente diferentes a los occidentales. Cierto es que, la globalización está haciendo que todos los países del mundo sean cada vez más parecidos, pero en África se dio un salto de la era del bronce a la era de la industrialización sin pasar por el resto de épocas y todavía persisten estilos de vidas muy dispares, con una mentalidad completamente diferente.

En la breve biografía que incluyes en tu blog personal afirmas que, la solitaria etapa de marinero por las antípodas te hizo descubrir tu pasión por la escritura y la lectura. ¿Podrías contarnos algo de esta etapa?

Por su puesto. En el 2004 me salió un trabajo de marinero por unos contactos que tenía en Gran Canaria, que era donde vivía por aquel entonces. Era un velero de lujo que estaba amarrado en puerto neozelandés. El barco estaba gobernado por una pareja de israelíes de alta alcurnia con la que yo no podía relacionarme dada mi inferior casta, según su educación. Yo era la única tripulación que había aparte de ellos por lo que no pude comunicarme con nadie durante la mayor parte de mi periplo. Por aquel entonces, yo era un joven de 22 años muy callejero y social. Al no poder relacionarme con ellos, empleé todo mi tiempo libre en escribir y leer, cosa que hasta entonces no había realizado prácticamente. Fue una época muy dura, pero muy gratificante porque cambió el rumbo de mi vida.

¿Qué recomendarías a las y los Alumni de la Universidad de Deusto que sospechan que escribir es un sueño que no se atreven a realizar?

Que sea cual sea su sueño, no se tienen que atrever a dejarlo. Que inviertan tiempo en su sueño porque eso les va a hacer bien, pero que no se obsesionen con llegar a la meta, lo importante está en disfrutar del camino.

Para terminar, y dándote las gracias por tu tiempo, ¿podrías contarnos qué recuerdos guardas de los años pasados como estudiante por las aulas de la Universidad de Deusto?

Precisamente el pasado viernes tuve comida con los amigos de la universidad y estuvimos recordando algunos de los buenos momentos que pasamos. Para mí, fue una maravillosa etapa. Yo comencé a estudiar la carrera de Turismo en edad tardía, porque inicialmente hice un Ciclo Superior de Administración y Finanzas y me puse a trabajar hasta que me di cuenta de que no era lo mío. Después pasé por una etapa de búsqueda en la que comencé con mis viajes. Luego decidí estudiar Turismo y aprender idiomas. Volver a estudiar y a un lugar tan prestigioso y variopinto como es la Universidad de Deusto en Bilbao, me llenó de orgullo y me rejuveneció, además, me dio la oportunidad de irme a estudiar a Múnich de Erasmus, lo cual también fue grandioso.