El liderazgo no se asume sino que hay que ejercitarlo y ganárselo cada día
María José López de Heredia, bodeguera de cuarta generación, firma sus correos con la palabra Biznieta. Es la Directora General de la Bodega R. López de Heredia Viña Tondonia, muy respetada por su buen hacer y considerada como una de las mujeres más importantes del mundo del vino.
Licenciada en Derecho y empresaria en el mundo de los vinos. ¿Era algo ya pensado cuando elegiste tus estudios en Deusto o fueron las circunstancias las que te llevaron a asumir el liderazgo de la empresa familiar?
Siempre tuve claro que quería trabajar junto a mi padre, ayudarle, desahogarle de sus muchas obligaciones y deberes, pero también aprender con él y de él, no sólo todo lo relacionado con el mundo del viñedo y del vino, sino también como ser humano. Era un hombre apasionado y coherente y fue un gran ejemplo. Él también había estudiado Derecho en Madrid, y le sirvió para defenderse y salir adelante en situaciones complicadas. Por eso pensé que me podría servir también a mí. El liderazgo no se asume sino que hay que ejercitarlo y ganárselo cada día. Nadie puede ser un gran líder queriéndolo o haciéndolo todo, y mucho menos en una empresa familiar. Ser de la familia te garantiza un amor y conocimiento hacia el trabajo, pero no las capacidades de liderazgo. Para eso hay que trabajar y estudiar mucho, no sólo en la etapa de Universidad, sino hasta el último día de nuestras vidas. Siempre hay que seguir estudiando.
¿Cómo se lleva ser una de las mujeres más influyentes del mundo de vino? ¿Es mucha responsabilidad?
¿Quién dice que soy influyente? Desde luego si así fuera y lo pensara no dormiría bien por las noches. Si por influir se entiende que mi actuar puede ser un ejemplo positivo para otras personas me sentiría muy orgullosa. Pero creo que en la vida la mayor suerte es hacer lo que a alguien le gusta y concentrarse o intentar hacerlo de la mejor manera posible. Eso es responsabilidad y también trabajo. Todo aquel que hace lo que le gusta de la mejor manera posible, es de quien yo aprendo. Si lo que yo hago sirve a otros, más que responsabilidad, es una gran satisfacción.
¿Cuáles crees que son los valores de R. López de Heredia Viña Tondonia claves en vuestra historia de éxito?
Haber creído en la tierra y en la vocación vitícola de Rioja y estar convencidos, a lo largo de 4 generaciones que somos capaces de elaborar un vino capaz de estar a la altura de los mejores y más finos vinos del mundo. Y trabajo, mucho trabajo…
El vino no es especialmente popular entre los jóvenes que consumen preferentemente otras bebidas. ¿Cómo podemos acercarles la cultura del vino, algo tan nuestro?
Los jóvenes han de comenzar a beber vino una vez que han perdido la juventud biológica. Por lo que la ecuación juventud-vino es un tanto imposible. Además, un vino de una calidad mínima se adquiere cuando el joven tiene un poder de decisión no solo a partir del gusto sino económica. Implica responsabilidad y “querer” alimentarse bien. Yo soy tradicional, creo que a comer y a beber se aprende en la familia primero, luego la Sociedad también educa y dado que muchos jóvenes son capaces de beber Gin-tonic, porque está de moda, también podrían beber vino por el mismo motivo. No obstante, más allá de las modas, el vino tiene un equilibrio alcohólico-ácido-amargo que hace que no se trate de un “amor a primera vista”. Hay que profundizar un poco en el conocimiento de lo que hay detrás de cada botella para disfrutarlo como alimento. No es fácil aprender a beber bien pero, precisamente por ello, tiene mucho más valor cuando se consigue y, para eso, no hay edad.
El maridaje de vinos es, posiblemente, uno de los puntos que más controversia crea en torno al mundo de la enología. Más allá del tópico: “los pescados acompañados con vino blanco y la carne con vino tinto”, ¿hay algún maridaje que te haya emocionado?
Lo que es controvertido es la palabra “maridaje” en sí, ya que a muchos nos gusta más la de combinación o complemento. Y hay tantas combinaciones como seres humanos y humores existen. La sensibilidad de cada persona es diferente. Los sentidos no actúan en todas las personas de igual forma y no se debe ni se puede unificar. Teniendo en cuenta que nuestro Viña Tondonia se comercializa casi en 70 países, el lector se podrá imaginar cuantísimas y variadas combinaciones gastronómicas son adecuadas. De hecho, la versatilidad de un vino es considerada, por ello, un factor de calidad y son esos los vinos que sobreviven en el tiempo. Hoy diría que esto es más fácil pues también la gastronomía se está igualando en muchos sitios del planeta. Dicho esto, personalmente me emocionan esas combinaciones que hacen que nuestro vino se realce y sepa incluso mejor. Aunque a veces no es solo el “maridaje” sino el momento y la compañía que uno tiene. Comer y beber bien es cosa de encontrarse bien y estar contento. Dedicándome a lo que me dedico, sería infinito que contara cuántos de estos buenos “maridajes” he disfrutado, por suerte…
La viña, la bodega, la tecnología, los nuevos mercados… ¿dónde debe una bodega prestar mayor atención y se encuentra la clave del éxito?
Nuestro abuelo nos decía que, de todo, lo más difícil es vender. Nos repetía muchas veces que nuestro negocio “es cosa de borrachos” y muy difícil de comprender en muchas ocasiones. Cultivar la tierra o elaborar vino para muchas personas sería imposible por complicado, pero si se conoce lo que uno hace y se hace con trabajo, estudio e interés…algo en lo que en nuestra familia tenemos un poco de ventaja al menos por la cantidad de años en los que nos llevamos ejercitando, nada menos que 140, siempre se consiguen buenos resultados. Lo más complicado de todo es la madre naturaleza y todo aquello que no podemos controlar o desconocemos. Pero también, por ello, lo mejor de nuestro mundo. Para sobrevivir en el tiempo, que es a lo que yo llamo éxito, todo hace falta.
¿Cómo imaginas los vinos de Rioja en el futuro?
Igual que los de ahora. En el mundo del vino también ha llegado lo transgénico, la modificación de los genomas y la tecnología revolucionaria. Pero virtualmente no podemos disfrutar de una botella de vino, todavía. En la alimentación, cuya finalidad no sólo es nutrirse sino dar placer, hay una inercia hacia lo “natural” que creo que van a tener que pasar muchos años para que el ser humano cambie de ideas ya que, filosóficamente, en el acto de disfrute influye nuestro cerebro. Y a través del cerebro no solo se canalizan los pensamientos y los sentidos de vista, oído, olfato y tacto, sino también los sentimientos del corazón. No está demostrado que así no sea. El instinto se puede hacer consciente, racional. Y somos todo eso cuando bebemos y comemos.
Cuando está a solas, ¿qué bebe María José López de Heredia? ¿Cuál es el último vino que has comprado?
Si estoy sola, bebo cerveza. El vino lo prefiero para compartir. Pero siempre escucho la voz de mi interior…¿qué te apetece hoy, ahora, cómo te sientes? Y según la respuesta mi afectividad me lleva a Sanlúcar y bebo una Manzanilla, o a Jerez, o a Galicia y bebo un Ribeiro, los que me conocen bien saben que viajo siempre que puedo a Champagne, a Barolo, a Borgoña…me gustan aquellos vinos que son finos y elegantes pero que me llevan a sus respectivas tierras de producción, es decir, que tienen una marcada personalidad de “terroir”. El vino es tierra y fruta, zona, región, clima y variedad…el último que he comprado un vino Chino: Ao Yun de la provincia de Yunnan. Había que probarlo…
¿Qué significó para ti y para tu carrera profesional tu paso por Deusto?
Mucho. Los años de Universidad nos forman no sólo intelectualmente sino que también nos enriquecen como personas. Ya he dicho antes que la formación y el estudio son un aprendizaje continuo y la Universidad lo que hace es despertar ese gusanito del interés que no se duerme luego nunca. Y si la Universidad es un Templo del saber y estás rodeado de personas que tienen múltiples inquietudes y que se ponen el listón muy alto, tanto a nivel de profesorado como de alumnos, como es el caso de Deusto, es un privilegio haber formado parte de esa historia. Son años que nunca se olvidan. El hecho de tener juventud y energía es fundamental, pero esa energía y juventud hay que encauzarlas. Como otras muchas cosas en la vida te das cuenta después…de las grandes experiencias del vino se sigue aprendiendo después…y Deusto lo ha sido para mí. De hecho, estos días los compañeros de mi promoción están organizando una reunión, por primera vez, después de 25 años. Han llamado al grupo “Cosecha 1991” ¿casualidad? Y me da mucha pena que me voy a perder el encuentro ya que, el día que nos han convocado, tengo que estar, por trabajo, en Hamburgo. Como hay varios que no podrán asistir vamos a intentar repetir el año que viene. ¡1991 fue una buena Cosecha!.
¿Qué consejos darías a los alumni que están dando los primeros pasos de su carrera profesional?
Que sigan estudiando y trabajando mucho y que hagan aquello que les satisface, que les enriquece, porque sólo así podrán enriquecer al mundo con su trabajo. Pero también que cultiven el espíritu de sacrificio, por si es que no les ha quedado bien claro durante los años de la carrera. No se consiguen grandes cosas sin esfuerzo y parece que hoy esto se nos está olvidando un poco. Que luchen por su felicidad. Y que, de vez en cuando, beban un buen vino, por supuesto.