Algo que trato de transmitir es que la psicología del deporte no es únicamente para personas que tienen algún tipo de problema. Se trata de una disciplina que debe estar integrada junto con lo técnico-táctico y lo físico. De hecho, una frase que me gusta decir es que la psicología no lo es todo, pero sí está en todo.
A la vista de tu trayectoria académica y profesional, parecería que tenías muy claro lo que querías. ¿Cómo decidiste especializarte en Psicología del Deporte y qué te motivó a trabajar en esta especialidad?
Desde muy pequeño he estado vinculado al deporte y siempre he tenido claro que quería desempeñar mi labor profesional en este ámbito. Mis experiencias como deportista junto con las vividas por otros compañeros con los que he tenido la suerte de compartir vestuario me hicieron entender lo importante que es lo psicológico en la vida y, en consecuencia, en el deporte. A mí me hubiera gustado entender ciertas cosas que me pasaron y desafíos a los que me enfrenté ya que estoy seguro de que con el conocimiento que tengo ahora hubiera podido afrontar mejor. Con ese objetivo comencé mi andadura dentro de la psicología, con el deseo de entender el comportamiento de las personas en función de las experiencias que han tenido y los contextos en los que se desenvuelven. Ahora, trato de aprovechar la combinación entre la experiencia que he tenido como deportista con la formación que voy adquiriendo para poder ayudar a jóvenes en sus trayectorias deportivas. Cada persona es única y, por ello, es un trabajo exigente, pero eso es lo que me sigue motivando hoy en día: buscar planes de acción basados en las características personales de los deportistas.
También compaginas la investigación y la docencia. ¿En qué medida te parece que estas experiencias interactúan con tu trabajo como Psicólogo del Deporte?
El interés por la investigación surgió en cuarto de carrera y gracias al programa Honors, que me permitió trabajar dentro del equipo de investigación FamilyPsych. Desde ese momento comprendí la importancia de conocer los últimos avances en la disciplina para poder estar actualizado. En la actualidad, me gusta reservar momentos de la semana para leer artículos sobre Psicología del Deporte y aprender sobre diferentes temáticas en las que otros autores son expertos. Además, el año de la pandemia comencé la tesis doctoral lo que hizo que me adentrara en mayor medida en el mundo de la investigación. En enero defenderé la tesis y trataré de seguir investigando en el futuro cercano. La psicología del deporte es un ámbito en crecimiento y me gustaría aportar mi pequeño grano de arena tratando de ofrecer información relevante a otras personas con la misma pasión que yo. Por otro lado, trato de participar en espacios de aprendizaje con entrenadores que tienen inquietud sobre la psicología aplicada al deporte. Hablamos sobre casos prácticos y experiencias que tienen en equipos deportivos y eso me permite reflexionar junto a ellos sobre posibles recursos que podemos utilizar. No todo está en los libros y estar cerca del día a día de profesionales del deporte me parece fundamental.
En definitiva, considero que la combinación entre la investigación y la práctica aplicada me permite estar actualizado para, posteriormente, hacer un mejor acompañamiento a deportistas o entrenadores con diferentes necesidades.
Con la debida discreción, ¿a qué desafíos específicos te has enfrentado al trabajar en el ámbito de la Psicología Deportiva y cómo los has superado?
Lo primero que es importante entender es que trabajamos con personas que hacen deporte. Lo que está detrás de cada deportista es una persona con diferentes vivencias, fortalezas, debilidades, entornos, miedos, expectativas… En mi día a día me encuentro con deportistas que quieren mejorar algún aspecto psicológico que les permita rendir mejor, afrontar determinadas situaciones del contexto deportivo, hablar sobre algún aspecto personal que les preocupa, entrenadores que tratan de mejorar su relación con jugadores, su liderazgo, comunicación… Algo que trato de transmitir es que la psicología del deporte no es únicamente para personas que tienen algún tipo de problema. Se trata de una disciplina que debe estar integrada junto con lo técnico-táctico y lo físico. De hecho, una frase que me gusta decir es que la psicología no lo es todo, pero sí está en todo. En el momento en el que hablamos de personas que interactúan con un entorno determinado, ya estamos hablando de comportamiento y, por ende, de psicología. Los desafíos, como he señalado anteriormente, son muy variados y la forma de superarlos creo que es a través de la curiosidad, la empatía y la formación. Le doy muchas vueltas a cada caso (quizás, a veces, demasiadas) pero me gusta tener la seguridad de hacer todo lo que depende de mí para acompañar a una persona.
Tras tu estancia en Coventry, ¿cuál es tu opinión sobre la integración de la psicología en el ámbito deportivo aquí en comparación con el Reino Unido?
Como he dicho anteriormente, creo que la psicología del deporte es un ámbito en crecimiento en nuestro país. Cada vez es más común escuchar a profesionales del ámbito deportivo hablar sobre la importancia de la cabeza en su rendimiento y bienestar. Esto ha derivado en una mayor presencia de psicólogos del deporte en clubes o entidades deportivas. Recuerdo que cuando estuve en Coventry, jugué en un equipo de fútbol humilde de la zona y ya por aquel entonces nos dieron un par de charlas sobre la psicología del deporte. En mi caso, sólo había tenido una toma de contacto con la psicología durante mi etapa como jugador en el Athletic Club, una estructura profesional. Esto me hace pensar que quizás allí se normalizó antes esta figura, pero en la actualidad, hay muy buenos profesionales de la psicología en España que son referencia a nivel internacional.
Para terminar, además de agradecerte por tu participación en este número, ¿qué recuerdos guardas de tus años como estudiante del grado en Psicología en la Universidad de Deusto?
Gracias a vosotros por haber pensado en mí para esta entrevista. Tengo un muy buen recuerdo de mi etapa universitaria. Me permitió adquirir los conocimientos básicos sobre los que sentar las bases de la psicología. Además, tuve la suerte de compartir los 4 años de carrera con compañeras que me hicieron mucho más fácil ese período. Guardo muy buen recuerdo también de varios/as profesores/as con las que luego he tenido la suerte de poder trabajar en distintos proyectos. La Universidad, incluyendo la investigación y la docencia, es otra de mis grandes pasiones por lo que trataré de seguir vinculado a la misma a lo largo de mi trayectoria profesional. ¡Seguro que nos volvemos a ver pronto!