…nuestras universidades tienen una gran influencia en la transformación metropolitana contribuyendo a la especialización del territorio, así como a través de un impulso claro y decidido a actividades intensivas en conocimiento y tecnología, aplicadas a nichos de oportunidad en sectores como la movilidad, energía, así como a retos sociales como la salud, el envejecimiento poblacional y el flujo del talento.
Desde su creación, has estado en la Asociación Bilbao Metropoli-30. El Bilbao metropolitano de los años noventa no es el de 2022. ¿Cómo has vivido las transformaciones más significativas de estos años?
Ha sido, sin duda, un periodo apasionante. La metrópoli que existía en 1991, fecha de constitución de Bilbao Metropoli-30, debía afrontar una grave crisis que la golpeó profundamente, porque no solo implicaba un colapso de los sectores industriales en los que se había basado nuestra prosperidad, sino que dejó al descubierto con crudeza las consecuencias medioambientales, urbanísticas, etc., derivadas de aquel carácter industrial.
Siendo de Ezkerraldea, he vivido las etapas más duras de aquella crisis y he sido testigo de cómo el esfuerzo, la voluntad y la capacidad de resistencia de nuestra gente ha hecho que la metrópoli haya conseguido convertirse en un ejemplo internacional de transformación. Creo que ahora debemos recurrir de nuevo a ese mismo espíritu de resiliencia.
Me siento orgullosa de haber trabajado en una organización que fue fundada para dar respuesta a aquella situación tan dramática, apoyándose para ello y desde sus inicios en la unión de esfuerzos públicos y privados, en la necesidad de una visión compartida a largo plazo y en el fortalecimiento del concepto metropolitano, como elementos fundamentales para dar respuesta a los retos a los que nos enfrentábamos y que hoy seguimos compartiendo, porque… ¡somos metrópoli!
El Ayuntamiento de Bilbao tiene entre sus diez grandes proyectos de ciudad en marcha Bilbao Ciudad Universitaria y del Conocimiento. En tu opinión, ¿cómo pueden influir los centros universitarios en la consolidación de la transformación de la villa?
En mi opinión, nuestras universidades tienen una gran influencia en la transformación metropolitana contribuyendo a la especialización del territorio, así como a través de un impulso claro y decidido a actividades intensivas en conocimiento y tecnología, aplicadas a nichos de oportunidad en sectores como la movilidad, energía, así como a retos sociales como la salud, el envejecimiento poblacional y el flujo del talento.
Convertir a nuestra metrópoli en un destino de referencia en formación académica relacionada con los sectores estratégicos para el futuro de nuestro entorno es una magnífica oportunidad para aprovechar nuestras principales fortalezas intrínsecas. Nuestros potenciales existentes en términos tecnológicos, industriales y académicos pueden atraer universidades internacionales de gran prestigio que generen una relación bidireccional de aprendizaje con el entorno empresarial e industrial y de desarrollo y atracción de talento.
Existe una apuesta institucional indudable por consolidar Bilbao como marca universitaria y esto implica también una necesaria vinculación del Bilbao Metropolitano con los ejes tradicionales y prestigiosos de la formación del talento, especialmente europeo, pero también internacional, y también requiere una internacionalización de su tejido universitario.
En paralelo a lo anterior, creo que nuestros centros universitarios tienen una labor trascendente porque cuentan con la gran responsabilidad de formar a los/as profesionales de nuestro entorno y trabajar para que las personas alcancen el máximo desarrollo de sus capacidades en todas sus dimensiones. Cultivar el deseo de aprender innato en las personas, me parece una tarea de grandísima relevancia y protagonismo para la construcción de nuestro futuro.
¿Qué experiencias nacionales o internacionales pueden corroborar esta influencia?
Dublín, Amsterdam, Glasgow o Hannover son ejemplos de cuatro ciudades europeas de medio tamaño (entre 540.000 y 850.000 habitantes), de las que Bilbao Metropoli-30 ha estudiado sus estrategias de internacionalización.
Existen otros ejemplos más lejanos como Singapur, Malasia o Emiratos Árabes que, desde una visión de país, han apostado por convertirse en hubs educativos globales, atrayendo filiales de las universidades más prestigiosas del mundo, creando «ciudades» educativas internacionales.
En estos desarrollos «multiuniversitarios» ofrecen una comunidad estudiantil grande y diversa y es probable que los recursos e instalaciones sean más amplios, ya que los costes pueden compartirse entre universidades. Incluso es posible cursar módulos en más de una institución. Por ejemplo, los estudiantes en el campus de Carnegie Mellon en Qatar pueden inscribirse en clases en las otras sucursales internacionales de la Ciudad de la Educación de Qatar, y los créditos contarán para su título.
En términos generales, las ciudades buscan captar talento y mayor proyección internacional a través de la oferta de estudios universitarios de alta calidad y reconocimiento global. Se trata de atraer jóvenes con alto nivel educativo durante su etapa universitaria y que tras ella puedan quedarse a desarrollar su proyecto profesional y vital en el entorno.
También constituye una estrategia dentro de la competición global entre territorios, dentro de una ambición compartida entre las universidades y los gobiernos municipales. Las universidades desean mejorar su posición en los ránkings universitarios internacionales y los gobiernos municipales dan la bienvenida a personas foráneas bien formadas que encajan perfectamente en la ambición de desarrollar una economía urbana orientada al conocimiento. En este reto, los entornos de tamaño medio, como el nuestro, deben trabajar cada vez más duro.
Por otro lado, la internacionalización tiene un valor más profundo ya que amplía nuestra visión y promueve el entendimiento mutuo entre pueblos y culturas.
¿Qué recomendación darías a las y los Alumni de la Universidad de Deusto para implicarse en los procesos de desarrollo y transformación que puedan darse en sus ciudades o regiones de residencia?
Uno de los cambios sustanciales que se ha producido con la adaptación de las titulaciones al Espacio Europeo de Educación Superior consiste en pasar de la evaluación de conocimientos a la de competencias.
Por ello y a pesar de la preponderancia tradicional del enfoque técnico, son necesarias las competencias como una combinación de conocimientos, habilidades (intelectuales, emocionales, sociales…), actitudes y valores que permiten afrontar con garantías la resolución de problemas y la complejidad del actual contexto profesional.
La crisis de las hipotecas subprime en 2008 fue resultado de las decisiones que tomaron personas brillantes académicamente, que habían sido formadas en las universidades más prestigiosas de Estados Unidos y, sin embargo, dejaron en evidencia una gravísima falta de ética, profesionalidad y empatía. Lo académico nunca podrá suplantar o sustituir una base ética en la profesionalidad y en la vida.
Yo creo que las personas debemos involucrarnos en un proceso de aprendizaje y crecimiento a lo largo de toda la vida, que nos permita el desarrollo de nuestras capacidades. En primer lugar, para vivir una vida plena como sujetos individuales, pero también para comprometernos con una convivencia armónica, con la construcción de una sociedad más justa y equitativa y con la conservación de la naturaleza y el desarrollo sostenible.
Por otro lado, yo creo que los lugares que habitamos son un producto humano y, como tal, se construyen con las decisiones que tomamos sobre ellos. Como el resto de habitantes de nuestra metrópoli, los Alumni de la Universidad de Deusto también somos responsables de contribuir a la construcción del entorno que habitamos. En esta coyuntura, tomar decisiones apropiadas y responsables es una labor en la que es imprescindible contar con la ciudadanía de una manera activa, protagonista, responsable y comprometida.
Gracias por tus reflexiones. Para acabar, ¿qué recuerdos guardas de tu paso por la Universidad de Deusto?
Guardo muy gratos recuerdos de mi etapa en la Universidad de Deusto, porque constituyó el comienzo de mi periplo universitario y porque en ella conocí a algunas de las amistades más importantes de mi vida.
Además, durante los 30 años que he trabajado en Bilbao Metropoli-30, he tenido la suerte de compartir gran número de proyectos e iniciativas con la Universidad de Deusto y las personas con las que he trabajado en ellos me han ofrecido siempre una respuesta positiva, cercana, comprometida y profesional.
Me hace especial ilusión cuando vuelvo a atravesar el puente de Deusto para recorrer el mismo camino que hacía como estudiante, desde el tren de cercanías de margen izquierda, pero ahora para impartir los talleres de competencias transversales para la profesionalidad dentro del programa Skills que coordina Bilbao Metropoli-30, con el liderazgo de Bizkaia:talent y en el que participan las tres universidades de nuestro entorno, entre ellas, la Universidad de Deusto.
Parece mentira que hayan pasado casi 30 años…