Es que la Universidad y la administración pública deben estar pegadas. Las administraciones tienen que alimentarse del saber universitario y las universidades deben pegarse al servicio de la sociedad en la que se inserta. Somos sociedades complejas y nos necesitamos para avanzar, para mejorar y para incorporar el conocimiento a la gestión, pero también la universidad debe pegar los pies al terreno en el que se implementa. Nos necesitamos mutuamente.
Ahora Diputada Foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, pero tiene usted mucho que ver con esta universidad.
Ya lo creo. Esta es mi casa. Mis dos grandes vocaciones han sido la docencia y la política. Podría decir que los mejores momentos profesionales de mi vida igual han sido cuando he sido profesora. Esta Universidad de Deusto es mi casa, sin duda.
Ha sido alumna y también profesora.
Sí, sí. Inicie mi vida en Deusto con 18 años como alumna, luego como becaria y posteriormente como investigadora y profesora. Me dediqué también a la gestión dirigiendo el IDD y el master y participando en muchos procesos y programas de gestión de la propia universidad. Comencé en la facultad de CC.PP. y Sociología y lo compaginaba con mi perfil investigador en el IDD pero cuando la facultad desapareció, pasé a la facultad de Psicología y Educación y ya de lleno en el IDD. Lo cierto es que tengo una larga trayectoria y lazos en la universidad. Las diversas funciones desempeñadas me han permitido tener muchas redes tejidas con compañeras y compañeros y tener mucha alma de esta universidad.
Y decía que su otra vocación es la política.
Sí, es lo único que me podía sacar temporalmente de la docencia. Creo en el servicio público y creo firmemente que es bueno que todas las personas, especialmente aquellas que tienen que aportar, puedan pasar una temporada por la responsabilidad pública de la gestión. Se adquieren muchas competencias y amplia el abanico de miradas, además de que damos a la sociedad lo que la sociedad nos da. En su día fui parlamentaria socialista en un momento político apasionante, como fue la definitiva desaparición de ETA. Ahora estoy en la gestión política me encargo de Empleo, Inclusión Social e Igualdad en la Diputación de Bizkaia. Bueno, de eso y también de Cooperación al Desarrollo y de Diversidad. Un área extensa pero apasionante para mejorar y aportar al bienestar de la poblacion vizcaína. Es un inmenso honor desempeñar esta función, no exenta de preocupaciones, pero a las que les pongo mucha pasión.
Una cartera muy diversa.
Sí. Al cabo de la semana acabo gestionando asuntos bastante diversos, manteniendo reuniones de trabajo de lo más variadas y eso es tremendamente enriquecedor. Aprendo todos los días, pero participar en distintas áreas, también permite hibridar conocimientos y ser profundamente diversos en la gestión y búsqueda de soluciones. Lo he pensado muchas veces, creo que hay un hilo conductor y son las personas. Es un Departamento foral al servicio de la gente y, sobre todo, de la gente que lo pasa peor, que más lo necesita. Es una cartera muy bonita porque lo que hacemos impacta de lleno en la vida de las personas y cuando recorremos Bizkaia para conocer los proyectos que ponemos en marcha y vemos lo que suponen, a pesar de ser conscientes de lo que nos falta, es muy satisfactorio.
En su faceta como Diputada sigue viniendo mucho por la Universidad. La colaboración con la Diputación Foral de Bizkaia es bastante habitual.
Cierto. Es que la Universidad y la administración pública deben estar pegadas. Las administraciones tienen que alimentarse del saber universitario y las universidades deben pegarse al servicio de la sociedad en la que se inserta. Somos sociedades complejas y nos necesitamos para avanzar, para mejorar y para incorporar el conocimiento a la gestión, pero también la universidad debe pegar los pies al terreno en el que se implementa. Nos necesitamos mutuamente.
Por ejemplo, en el Foro de Empleo y Emprendimiento de Deusto. Participamos todos los años. Nos resulta muy útil para dar a conocer nuestros programas de empleo joven o de autoempleo. Nos sirven para contar a quienes acaban la carrera que el emprendimiento puede ser una opción y que ayudamos a más de 1.000 personas cada año a poner en marcha su proyecto empresarial. Y también nos sirve para escuchar. En el contacto directo con las y los jóvenes surgen muchas ideas que luego nos sirven para mejorar nuestros programas.
¿Qué mensaje se puede trasladar a una persona que ha terminado una carrera y siente el vértigo de asomarse al mercado laboral?
Lo primero, que tenga confianza, toda la que pueda. Muchas y muchos hemos estado ahí y hemos encontrado nuestro camino. Y, segundo, muy importante, que no todo depende de él o de ella. Es lo que se conoce como ocupabilidad: encontrar un empleo depende de lo que haga la persona, de cómo trabaje su curriculum y cuales sean las competencias que adquiera, pero no solo. Quiero decir que también influyen el entorno, la marcha económica, el comportamiento de las empresas… Que no se sienta culpable si las cosas no salen como esperaba. Y, además, que para eso estamos también las instituciones, para acompañar, para apoyar y dar esos pasos para el empleo de la mano. Y, por último, que tenga la mente abierta… me refiero a cuestiones como el emprendimiento, incluso de transmisión empresarial, porque también se puede emprender cogiendo el relevo de algún negocio que está en marcha y se queda sin gerencia por jubilación u otras circunstancias.
¿Podría decirse entonces que el empleo es su gran preocupación?
Más que preocupación, mi ocupación. Creo que el empleo es un magnífico instrumento de inclusión social, de autonomía personal, de estructuración de la vida social. Pero desde hace algunos años la empleabilidad y ocupabilidad se ha convertido en algo más complejo que en décadas anteriores. Es un reto, pero tenemos una gran capacidad de hacer nuevas y mejores políticas públicas de empleo. Creo que las políticas activas de empleo exigen nuevos abordajes y en ello estamos. De cualquier modo, jamás voy a olvidar de incorporar en mi quehacer político la Igualdad. Desde la lucha contra la violencia machista hasta la presencia de las mujeres en espacios públicos y de poder. Sin ir más lejos, aquí también colaboramos con el programa Inspira STEAM de la Universidad de Deusto, promocionando las vocaciones científico-tecnológicas en las niñas y jóvenes. Pese a la pandemia y ahora la guerra, el norte de mi acción política es la Igualdad. Así lo dijimos en los Premios Zirgari a la Igualdad que entregamos con motivo del 8 de marzo. La Igualdad como norte.
¿Y del resto de áreas?
Las personas y su dignidad, que viene a ser un enfoque y un principio político muy parecido. El derecho a una vida digna en condiciones de igualdad. De los países con los que hacemos Cooperación al Desarrollo, con una nueva mirada a África. Pero también de las personas más vulnerables, en situación de exclusión social. Al área de exclusión social sí le dedico muchas preocupaciones porque la intervención con las personas más vulnerables entre las vulnerables, me moviliza personalmente por cuestiones ideológicas y de valores.
Y qué decir de quienes sufren discriminación por no ser como los demás, por no adaptarse a lo que alguien dice que es la norma, lo normal. Dignidad y diversidad… y derechos.
Una última pregunta, ¿volverá a la universidad?
Nunca me he marchado de la universidad. Estoy en excedencia forzosa, pero soy de la universidad. Mi vocación docente sigue intacta y ahora con este periplo político he aprendido una barbaridad que podré transmitir en las aulas universitarias con mucho dominio. Aprovechar ese caudal creo que vuelve a ser una obligación. Aunque aún me queda tarea por hacer como Diputada. A medida que pasa el tiempo seguimos abriendo proyectos, innovando, cambiando… Debo terminar esta legislatura tan atípica y compleja (una pandemia, una guerra y sus consecuencias en los sectores más vulnerables) y todas las iniciativas que hemos puesto en marcha. Pero, ¿sabe?, ni un solo día de mi labor como Diputada he dejado de sentirme una profesora de universidad.