«Somos un nosotros y nosotras que nos vamos sosteniendo, que vamos aprendiendo y discerniendo. Para mí entre esos apoyos y aprendizajes es clave la inspiración del Evangelio de Jesús de Nazaret, su falta de cálculos interesados, su gratuidad a la hora de proyectar la vida de las personas más vulnerables, a la hora de agotar la entrega”.
Antes de nada, enhorabuena por el importante reconocimiento por parte de las autoridades penitenciarias al concederte la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario el pasado mes de octubre, tras ocho años como capellán penitenciario en Martutene. ¿Qué ha supuesto para Martín Iriberri esta medalla?
¡Gracias! Siempre he dicho que hay que desconfiar de las personas que reciben medallas… pero en este caso el reconocimiento es para el proyecto Jesuita Loiolaetxea de reinserción social, para los equipos de voluntarias y voluntarios de la Pastoral Social de la Diócesis de San Sebastián y, muy especialmente, para las personas privadas de libertad en la cárcel de Martutene y sus familias. Todas juntas formamos una “comunidad de solidaridad” que bien se merece algo de reconocimiento. Así explicado y así vivido, gracias por la enhorabuena.
En este sentido, ¿cómo has vivido tu experiencia de acompañamiento, acogida y reinserción de personas privadas de libertad?
En la comunidad jesuita de Loiolaetxea llevamos ya 20 años compartiendo vida con las personas, hombres y mujeres que recomienzan, o a veces comienzan casi por primera vez, sus proyectos de vida digna, libre, cada vez más libre y más plena. Hacen un gran esfuerzo y comprometen muchas veces hasta las fuerzas que ya no les quedan en ello, y ser testigo de ello supone para mí un regalo y un privilegio, por encima de las muchas dificultades y angustias que también compartimos a lo largo de ese camino. Es un recibir y un dar que completa mi experiencia cristiana y ciudadana. Hay muchas pasiones y muchas resurrecciones en todos estos años que me han dejado una huella ya imborrable que me orienta en muchos momentos de mi vida.
Desde muy pronto te has involucrado en la defensa de los derechos humanos, la atención a víctimas de la violencia, la acogida y reinserción de personas encarceladas, las problemáticas de la población migrante… ¿En qué momento sientes la exigencia de dedicar tu vida a este compromiso social?
Bueno yo lo conjugo en primera de plural. Quiero decir, es la Compañía de Jesús y la Iglesia la que está comprometida. Yo sólo soy una muy pequeña parte de ese compromiso y así lo vivo. Somos un nosotros y nosotras que nos vamos sosteniendo, que vamos aprendiendo y discerniendo. Para mí entre esos apoyos y aprendizajes es clave la inspiración del Evangelio de Jesús de Nazaret, su falta de cálculos interesados, su gratuidad a la hora de proyectar la vida de las personas más vulnerables, a la hora de agotar la entrega. Yo personalmente siento que a mis 50 años es mucho más lo que tengo que devolver que lo que nadie me pueda deber… Es ya en mi vida un mantra, no sé si voy a poder llegar a devolver tanto recibido como jesuita, como ciudadano. Intento cada hora, cada día, todos los días de todos los meses, devolver a quienes no han recibido personal o “socialmente” tanto como yo.
¿Qué recomendarías a las y los Alumni de la Universidad de Deusto a la hora de afrontar los múltiples retos sociales, algunos nuevos, otros aumentados, que se plantean en la era postpandémica?
Bueno, pues como he dicho en la pregunta anterior se trata de devolver “tanto bien recibido” como dice San Ignacio. Y como Alboan, ong jesuita en el País Vasco y Navarra, quiero valorar mucho el apoyo recibido desde Alumni a las cinco grandes causas de justicia global que compartimos con la Universidad: derecho a la educación que transforma, dignidad de la movilidad humana que son las migraciones, justicia socioambiental, equidad de género y participación ciudadana. Tenemos ya personas Alumni en nuestro voluntariado sosteniendo el trabajo de sensibilización ciudadana en Bilbao, Donostia y Gasteiz, también apoyando el trabajo técnico de los proyectos de desarrollo económico y otros. También como socias y socios con su apoyo económico, pero la colaboración mutua está llamada a ir a más. Las personas que formáis Alumni podéis también ser prescriptoras de nuestras propuestas e interlocutoras con empresas, administraciones públicas, equipos de investigación… allí donde esté un alumni está también Alboan. ¡Esperamos vuestras propuestas!
Para terminar, dándote las gracias por dedicarnos tu tiempo, ¿qué recuerdos guardas de tu paso por las aulas deustenses?
Pues muy gratos cómo no. Profesoras y profesores muy inspiradores, un grupo de alumnas y alumnos muy comprometidos con la filosofía, la teología, la sociología, el euskera… Y tiempos sociales de lucha contra la violencia de ETA y contra todas las violencias. Ojalá que las nuevas respuestas de Deusto en competencias, programas docentes, postgrados, etc. sigan dando la cara, con pertinencia, por la sociedad a la que servimos.