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Saioa Galarraga Irueta

La psicología me ha aportado una base fundamental para comprender y empatizar con las personas y sus motivaciones, algo que considero clave tanto en la asesoría de imagen como en las catas de queso. […] En definitiva, la psicología me ha servido para conectar mejor con las personas, interpretar sus necesidades y crear experiencias que generen bienestar

En 2016 debutas como Personal Shopper, especializándote en la asesoría de imagen y compras personalizadas para ayudar a tus clientes a encontrar las prendas y accesorios que mejor se adaptan a su estilo, necesidades y presupuesto. Seis años después sumas a esto las catas de queso a domicilio, bares y restaurantes. ¿En qué medida crees que te han servido tus conocimientos de psicología para estas experiencias profesionales?

La psicología me ha aportado una base fundamental para comprender y empatizar con las personas y sus motivaciones, algo que considero clave tanto en la asesoría de imagen como en las catas de queso.

En el ámbito de la asesoría de imagen, la psicología me ayuda a entender cómo la percepción, la autoimagen y la identidad influyen en la manera en que una persona se presenta y se siente. Trato de asesorar a la clienta no solo desde un punto de vista estético, sino también desde lo emocional, favoreciendo su autoestima y ayudándole a proyectar una imagen coherente con lo que quiere transmitir.

En las catas de queso, esa comprensión del comportamiento y de los procesos perceptivos es clave. La degustación tiene mucho que ver con la atención, la memoria, las emociones y los recuerdos sensoriales; así que trato de diseñar un viaje sensorial significativo y memorable para el público.

En definitiva, la psicología me ha servido para conectar mejor con las personas, interpretar sus necesidades y crear experiencias que generen bienestar.

¿Consigues compaginar tus dos profesiones? ¿Podrías contarnos cómo?

Trabajo por cuenta ajena en una empresa de personal shopper online, un empleo que ocupa mi jornada laboral completa. Aun así, tengo cierta flexibilidad horaria, lo que me permite organizarme con comodidad.

Lo bonito es que las catas de queso tienen un carácter más lúdico y se realizan precisamente fuera del horario laboral de la mayoría de la gente: por las tardes o los fines de semana. De ese modo, puedo disfrutar de ambas facetas sin que se solapen; mi trabajo principal me aporta estabilidad y desarrollo profesional, y las catas me permiten explorar mi lado más creativo y social.

¿Qué proceso sigues cuando alguien te pide que la asesores para resaltar su imagen?

Comienzo con un análisis morfológico y de colorimetría. A partir de ahí, busco potenciar sus rasgos más favorecedores y equilibrar aquellos aspectos que quiere disimular. Mi objetivo es que la persona descubra cómo sacar el máximo partido a su imagen, realzando su belleza natural y logrando que se sienta segura y única con su estilo.

¿En qué consisten tus catas personalizadas?

Las catas a domicilio son totalmente personalizadas, me adapto a los gustos, situación y presupuesto del público. Tras una breve conversación con ellos y conocer qué es lo que buscan, defino la temática y elijo los quesos (y diferentes productos) que serán los protagonistas de la experiencia gastronómica que quieren disfrutar.

¿Podrías hablarnos de algunas de tus catas temáticas?

En el caso de las catas temáticas tenemos un hilo conductor. Es decir, no solo nos limitamos a catar y evaluar los quesos por sus características organolépticas, sino que existe un tema que conecta los quesos bajo una idea central o una historia.

Próximamente tendrá lugar una cata titulada: Asturias y sus quesos del infierno. En este caso, hablamos de una experiencia que vincula el queso no solo como producto gastronómico, sino como reflejo del territorio, cultura y la identidad asturiana.

¡Gracias! Para terminar, y deseándote lo mejor, ¿qué recuerdos guardas de tu paso por la Universidad de Deusto?

Gracias a vosotros por interesaros por mi perfil y por darme la oportunidad de participar en esta entrevista.

Respecto a la Universidad, guardo buenos recuerdos. El paso del colegio a la universidad, fue todo un reto, pero también una experiencia muy enriquecedora. Una etapa de muchos cambios, de maduración y de crecimiento personal. La “Uni” está cerca de casa de mis padres y cuando de pequeña pasaba por allí siempre fantaseaba con la idea de que algún día estudiaría en ese lugar. A pesar de no dedicarme al mundo de la Psicología, no me arrepiento de haber estudiado esa carrera. Fue algo vocacional, me ayudó a conocerme mejor y me ha aportado muchísimos conocimientos y herramientas que aplico en mi día a día.