Arantza Echaniz
Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas – Universidad de Deusto
Dra. Economía y Dirección de Empresas. Prom. 01
El 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, en conmemoración de la Declaración Universal, adoptada y proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Esta declaración, junto con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, componen la Carta Internacional de Derechos Humanos. Los gobiernos que ratifican esta carta se comprometen a respetar (no interferir en el disfrute de los derechos de la ciudadanía), proteger (defender a personas y grupos de las violaciones contra los derechos fundamentales) y cumplir (tomar medidas para que todas las personas puedan disfrutar de estos derechos) lo que está ahí recogido. De igual modo, toda persona individual es acreedora de estos derechos básicos y debe, a su vez, defender y respetar los derechos de las demás personas. Todos los derechos conllevan obligaciones, son las dos caras de una misma moneda.
En la redacción de la Declaración Universal, que tiene lugar después de la Segunda Guerra Mundial en un contexto de conmoción por la muerte y destrucción habidas, participaron representantes de todas las regiones del mundo. En ella se recogen los treinta derechos fundamentales que son la base para una buena convivencia y una buena vida. A partir de ahí se aprueban una serie de convenios, convenciones y protocolos que desarrollan y amplían esos derechos fundamentales.
La base de toda la legislación en materia de derechos humanos es la dignidad humana, “el derecho que tenemos todos los seres humanos a ser valorados como sujetos individuales y sociales, con nuestras características particulares, por el simple hecho de ser personas” (ACNUR). La dignidad no es algo que se nos da, sino que caracteriza al ser humano desde el momento de su concepción hasta su muerte. De ahí que los derechos humanos sean: universales (todas las personas tienen el mismo derecho a gozar de ellos), inalienables (no se pueden suprimir o limitar, salvo en situaciones especiales y con garantías); equitativos y no discriminatorios (principio básico para garantizar los derechos de todas las personas). Como señala Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “No cabe ninguna duda que tenemos que recuperar la universalidad de los derechos humanos, la indivisibilidad de los mismos y encontrar una nueva energía que motive a los y las jóvenes de todo el mundo».
Quienes hemos nacido y crecido después de la proclamación de la Declaración universal no siempre somos conscientes de la importancia y el avance que esta supuso. Sin duda hay un antes y un después de la misma y la humanidad no puede renunciar a luchar por conseguir todo lo que está en ella recogido. Muchas veces ponemos la mirada en las violaciones de los derechos humanos, en lo que falta para que se hagan realidad en todos los rincones del mundo, en la fragilidad de los mismos. Pero no podemos olvidar lo conquistado y el horizonte de avance que suponen. No podemos renunciar a la utopía de hacerlos realidad.
En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, compuesta por 17 objetivos (ODS) que “constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”. Gobiernos e instituciones públicas de todos los niveles, entidades sociales, sector privado y, en general, todas las personas tanto del Norte como del Sur estamos llamadas a contribuir a la consecución de los ODS. Todos y todas tenemos un compromiso con el planeta y las personas con las que lo compartimos y lo compartiremos. El cambio empieza por cada uno de nosotros y de nosotras. Como señala la Guía de los vagos para salvar el mundo: “Todos y cada uno de los seres humanos del mundo, hasta los más indiferentes y perezosos, forman parte de la solución. Por suerte, hay cosas facilísimas que podemos introducir en nuestra rutina y, si todos lo hacemos, lograremos grandes cambios”. Contribuir a los ODS es una buena vía para avanzar en conseguir todos los derechos para todas las personas.
Imágenes
Portada: Image by Freepik – Top view on paper style community on map
Foto 1: Gordon Johnson en Pixabay
Foto 2: Fuente: Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Para ver el mapa interactivo: https://indicators.ohchr.org/
Foto 3: Image by Freepik – Close up people protesting together