… el ámbito del deporte, y fundamentalmente el fútbol, es distinto a otros ámbitos laborales básicamente por dos elementos: la gestión de los intangibles (las emociones y los sentimientos) y la enorme repercusión pública que tiene todo lo que hacemos. En el resto de las áreas, no deja de ser muy distinto a cualquier otra rama de actividad.
A finales de 2019 participas en el congreso Soccerex en Florida, EE.UU., que reúne a líderes mundiales del fútbol. ¿Cómo acogió la audiencia la presentación del modelo de cantera y la filosofía del Athletic? ¿Qué es lo que más interés le despertó respecto del Club?
La audiencia mostró una mezcla de asombro y admiración. El modelo americano del deporte se sustenta en franquicias, inversores privados y un formato de competición de ligas cerradas, en el que no existe la amenaza del riesgo deportivo. Frente a esta concepción, podríamos decir que el Athletic somos la antítesis: una asociación sin ánimo de lucro, en la que la toma de decisión está en manos de los socios y socias, con elecciones cada 4 años y un Club que tiene como fundamento un modelo de gestión en el que los valores tienen un protagonismo esencial.
En todo caso, el mayor punto de interés cuando presentamos nuestro modelo en otros países es, sin duda, la propuesta deportiva del Athletic por competir con talento local, con jugadores nacidos o formados en nuestra tierra. Tanto los dirigentes del fútbol como los aficionados quedan fascinados al conocer nuestra filosofía, y al comprobar que el modelo es sostenible deportiva y económicamente, más aún cuando el fútbol parece caminar en sentido opuesto. Reconocen el éxito que supone competir de una forma única y al más alto nivel tanto en Europa como en una Liga como la nuestra.
Pero más allá del reconocimiento, nuestra labor es trabajar para que los organismos que regulan el fútbol y los clubes se convenzan de que los modelos de cantera tienen como consecuencia competiciones deportivas más equilibradas, menor concentración de grandes jugadores en muy pocos equipos, menores diferencias económicas y una mayor identificación entre clubes y aficiones. Sabemos que no es fácil que lo que para el Athletic es algo natural se convierta en una apuesta del resto de los clubes. Al fin y al cabo, para nosotros jugar con nuestra gente es una consecuencia lógica de cómo entendemos el Athletic. La identidad del Athletic precisamente es esa: ser una extensión del pueblo al que representa. Pero, aunque esta identidad única no sea extrapolable a otros equipos, sí pueden y deben serlo los modelos de cantera, porque redundan en beneficio del juego y del fútbol como deporte.
En 2013 se inaugura el nuevo San Mamés. Te ha tocado llevar el timón en el proceso de este cambio trascendental. ¿Podrías compartir alguna pesadilla vivida en el proceso? ¿Y alguna alegría?
El éxito de la construcción del nuevo campo es el reflejo del trabajo en común de instituciones públicas y privadas. El proyecto no hubiera sido posible si Diputación Foral de Bizkaia, Gobierno Vasco, Kutxabank y Athletic Club no hubiéramos trabajado de manera conjunta. Nuestro principal objetivo, más allá de los aspectos puramente ejecutivos, contrataciones, plazos, etc. era pensar que el espíritu del viejo San Mamés se transmitiera al nuevo campo. No podíamos fallar a nuestros socios y socias, no le podíamos fallar al Club. Nuestra alegría es comprobar que ese espíritu sigue más vivo que nunca en el nuevo San Mamés. Un estadio de primer nivel mundial, con el máximo reconocimiento de UEFA, que ofrece todas las ventajas de la modernidad y, a la vez, mantiene la esencia de siempre. Evidentemente, no es casualidad. Detrás hay muchas horas de trabajo de diferentes Juntas Directivas, del equipo de gestión del Club y de los arquitectos, que impregna de compromiso e implicación todo el proceso de construcción y cambio.
Hablemos de las Leonas. En las últimas temporadas ha habido una toma de conciencia por parte de la afición de la importancia de poner en valor al equipo femenino. ¿Cuál es la estrategia de futuro del Athletic en este aspecto?
Es una estrategia común y acorde con la estrategia general del Club, que parte del mismo tronco y comparte las mismas raíces. Si el Athletic es una extensión del pueblo que representa y compite con esta filosofía al más alto nivel, nuestra estrategia no puede ser otra que hacer cuanto esté en nuestra mano para que el equipo femenino esté a la altura de esa exigencia. La mejora continua, la profesionalización, la apuesta por Lezama y por un modelo de cantera sólido, todo ello tiene que ir de la mano de la sociedad, considerando, además, que es un proceso que guarda relación con la lucha por la igualdad de género. Para el Athletic Club, el fútbol femenino es un reto que nos incumbe a todos, también a los organismos e instituciones que regulan las normas de la competición. Está en nuestras manos construir un modelo competitivo más justo, diría que hasta más digno, que absorba lo mejor de la industria del fútbol y que no repita los errores en los que ha podido caer el modelo masculino en perjuicio del fútbol como deporte.
El deporte es tu pasión y el derecho tu profesión. Has conseguido aunar los dos ámbitos. ¿Qué aconsejarías a las y los Alumni de Derecho que quisieran orientar su carrera profesional en el ámbito deportivo?
Es cierto que el deporte es más que mi trabajo, es una parte fundamental de mi vida. Me apasiona practicarlo, es mi antídoto ante los problemas, me ayuda a desconectar y a estar de buen humor, y gracias a él he conocido a muchos de mis mejores amigos.
En mi opinión, el ámbito del deporte, y fundamentalmente el fútbol, es distinto a otros ámbitos laborales básicamente por dos elementos: la gestión de los intangibles (las emociones y los sentimientos) y la enorme repercusión pública que tiene todo lo que hacemos. En el resto de las áreas, no deja de ser muy distinto a cualquier otra rama de actividad. El día a día de la gestión de un club deportivo supone trabajar cuestiones financieras, laborales, mercantiles, civiles, fiscales, comerciales, comunicación, digital, recursos humanos, etc.
Más que dar consejos, prefiero compartir mi experiencia y el conocimiento de la realidad que vivo en el entorno profesional del fútbol. En mi caso, nunca tuve en mente, ni como estudiante ni en mis primeros años de carrera profesional, orientar mi futuro al deporte, me propusieron incorporarme al Athletic no por mi conocimiento del mundo del deporte, sino por mis conocimientos en el área de gestión de la que me iba a responsabilizar. Y mi ejemplo se repite cuando incorporamos profesionales al Club. El equipo de profesionales del Athletic Club lo componen licenciados en empresariales, en económicas, en derecho, en periodismo, ingenieros industriales, ingenieros agrónomos, marketing, etc. Por tanto, lo más importante es adquirir unas bases sólidas de conocimiento y tener claros los fundamentos de la materia. Si nos referimos únicamente al departamento legal, sólo entre el 10% y el 15% del trabajo tiene relación exclusiva con normativa deportiva pura. Los contratos laborales, los contratos mercantiles, los acuerdos comerciales suponen el mayor peso del trabajo. Por tanto, los conocimientos específicos sobre derecho deportivo son una etapa final, un valor adicional, no son la clave para trabajar en el mundo del deporte.
Por último, y agradeciéndote por tu tiempo, ¿en qué medida tu paso por la Universidad de Deusto te ha ayudado a hacer frente a los distintos retos a los que te has enfrentado? ¿Qué recuerdos guardas de tus años deustenses?
El paso por la universidad, al menos en mi caso, empieza a adquirir su verdadero valor una vez que finaliza la carrera, cuando desde la distancia, te das cuentas de la importancia de la aplicabilidad de lo aprendido, y que principios como la exigencia y el trabajo son innegociables.
Mi paso por la universidad ha marcado mi vida profesional, pero también mi vida personal. Allí conocí a mi mujer, y de aquellos años guardo otros muy buenos recuerdos, algunos profesores, con los que posteriormente he coincidido en el ámbito laboral, la experiencia de estudiar un curso en el extranjero, los partidos de fútbol en el campo de tierra y, cómo no, la cuadrilla de amigos, que cada año nos seguimos reuniendo.