… «hay que ser versátil y saber adaptarse a las nuevas situaciones, hoy en día es una de las habilidades más valoradas en el ámbito laboral, por lo que tenemos que amoldarnos a lo que nos viene y luchar por lo que de verdad queremos.”
En la octava edición del programa de prácticas profesionales internacionales Global Training (2019), una de las 400 personas becadas fue June y su destino Huaraz, Perú. En el número de nuestra revista de noviembre – diciembre de 2019, publicamos la entrevista que le hicimos previa a su salida y en la que nos hablaba de sus expectativas, incertidumbres, nerviosismo, ilusiones… Viajó a Perú el 24 de febrero de 2020 para comenzar sus prácticas el 2 de marzo. El 14 de ese mismo mes el Gobierno español declaraba el estado de alarma… La pandemia era ya una realidad planetaria.
Cuando saliste de casa a finales de febrero de 2020 para iniciar tu viaje a Perú, tus preocupaciones, dudas e incertidumbres se compaginaban con la ilusión por comenzar algo nuevo, una nueva aventura. Contigo, además, fueron otras tres personas. ¿Cómo afectó a vuestro proyecto el estallido de la pandemia? ¿Cómo afrontasteis esta situación?
La verdad es que fue al poco tiempo de llegar a Huaraz cuando estalló todo. Salimos del aeropuerto de Loiu pensando que el COVID19 no llegaría a Perú, pero estábamos equivocados. Aterrizamos el día 24 de febrero y comenzamos a trabajar en el proyecto el día 2 de marzo. Por desgracia, el estado de alarma comenzó el día 16 de marzo, por lo que solamente disfrutamos de dos semanas presenciales en la escuela alternativa. Por suerte, pudimos seguir trabajando de manera telemática con el alumnado. Al fin y al cabo, al ser una escuela pequeña, las clases eran reducidas y eso facilitaba la comunicación y el aprendizaje. Además, éramos nosotras quienes creábamos los materiales para las sesiones, por lo que teníamos la oportunidad de hacer las clases más prácticas y no seguir un libro de texto. Cierto es que los/as alumnos/as tenían ganas de aprender, lo que también favorecía las dinámicas. Por lo que pudimos seguir con nuestro proyecto, pero no en las condiciones en las que teníamos pensadas; tuvimos que adaptarnos.
Además, en junio comenzamos a hacer salidas de varios días a la montaña, lo que nos ayudaba a desconectar de toda la situación de la pandemia. Imaginad, a más de 4000m de altitud, sin cobertura y en plena naturaleza, era mejor eso que estar todo el día encerradas en casa. Por suerte, tuvimos la oportunidad de conocer gente maravillosa con la que pudimos conocer los alrededores de Huaraz, sus montañas, lagos, la escalada en roca… Tuvimos experiencias que eran inimaginables en medio de una pandemia mundial. Por ejemplo, fuimos al norte de Perú, a la costa, en las vacaciones de mitad de curso de la escuela.
De las 60 personas becadas por nuestro Consorcio, solamente una persona no pudo iniciar su experiencia internacional, y ocho se vieron obligadas a cancelar sus becas tras menos de cuatro meses en destino. Veinticinco regresaron a Euskadi, pudiendo continuar con sus prácticas en modalidad de teletrabajo. Veintiséis os quedasteis en vuestros destinos hasta el final del período becado. ¿Podrías contarnos cómo habéis vivido vuestras prácticas en esta situación anómala? ¿Cómo era la situación epidemiológica en Huaraz?
Las prácticas las vivimos con entusiasmo, porque, aunque fuera una situación anómala, ninguna de nosotras había trabajado antes en una escuela alternativa y teníamos la oportunidad de crear materiales en base a las demandas del alumnado. Cada una era acompañante en una etapa y yo concretamente era acompañante de Primaria con niñas y niños de 8 a 11 años. Además, vivíamos juntas, lo que enriqueció mucho nuestra experiencia, puesto que todas sabíamos cómo trabajaban las demás y podíamos ayudarnos y aprender.
La situación epidemiológica en Huaraz era horrible. Las condiciones de vida no son las mismas que en el País Vasco. Allí la gente, por lo general, en nuestro entorno no tenía ahorros y eso hacía que no pudieran quedarse en sus casas sin trabajar, tenían que salir a la calle y exponerse al riesgo de contagio. No se respetaban mucho las medidas tomadas por el Gobierno Peruano y en lo que a la sanidad se refiere, no había medios para todos los contagiados. Faltaban botellas de oxígeno medicinal en muchos de los hospitales y la pandemia dejó muchas muertes durante el tiempo en el que estuvimos en Huaraz. Solamente hay que destacar una noticia que leí hace unos días en el periódico “Perú registra la tasa de muertes por Covid-19 más alta del mundo tras revisar la cifra de fallecidos”. El país está sufriendo una de las peores crisis sanitarias, económicas y sociales que ha vivido en mucho tiempo y las condiciones de vida de muchos ciudadanos no son las mejores.
Sin duda, no habrá sido fácil. Imaginamos, y esperamos, que también haya habido cosas positivas. ¿Podrías contarnos algo de los momentos duros y de los aprendizajes adquiridos en esos meses?
En mi caso personal, estuve a punto de regresar a finales de marzo, porque la situación empeoró drásticamente en el país, y era duro estar lejos de mi familia en una situación de esas características. Lo intenté pero fue imposible porque todos los pueblos de Perú estaban perimetralmente cerrados y había controles a cada paso. Aunque repatriaron a mucha gente, era inviable llegar a Lima desde Huaraz, por lo que pensé que era una señal y que me tenía que quedar. Creo mucho en esas cosas y después de hablarlo con mi familia y con mis compañeras decidí seguir con la experiencia.
En cuanto a aprendizajes, podría decir que han sido muchos. En lo profesional ha sido mi primera experiencia como docente y todo lo que ello conlleva. Ha sido una experiencia totalmente positiva, pero sobre todo me quedo con los aprendizajes en lo personal, a cómo hacerle frente a situaciones como la de la pandemia estando lejos de casa, los miedos, la incertidumbre…y a saber controlar esas emociones. Además, nos hemos cuidado mucho, teníamos una responsabilidad afectiva que ha ayudado mucho en la convivencia.
Tener que afrontar situaciones inesperadas y complejas es, afortunadamente, algo que no ocurre con excesiva frecuencia. Luchar y salir airosa de ellas es una suerte y un mérito. ¿Qué recomendarías a las y los Alumni de la Universidad de Deusto para preparase por si repentinamente se encontrasen en algo parecido?
Lo primero les diría que intentasen mantener la calma. Debemos pensar que una oportunidad como la Global Training no se consigue todos los días y aunque las cosas puedan torcerse, siempre vas a sacar el lado positivo.
Al fin y al cabo, les recomendaría que aprovechen la oportunidad, van a conocer sitios nuevos, gente nueva, van a obtener experiencia laboral… En mi caso personal, creo que lo único no tan positivo fue, por un lado, no trabajar de manera presencial en la escuela y, por otro, no poder viajar tanto como teníamos previsto. Aun así, hay que ser versátil y saber adaptarse a las nuevas situaciones, hoy en día es una de las habilidades más valoradas en el ámbito laboral, por lo que tenemos que amoldarnos a lo que nos viene y luchar por lo que de verdad queremos.
Además, creo que las relaciones que se crean en estas experiencias hacen que los aprendizajes sean más ricos y memorables, por lo que debemos intentar aprender un poco de cada una de estas personas y quedarnos con las enseñanzas y experiencias que puedan aportarnos. Mis compañeras y yo aprendimos mucho en ese sentido.
No sin antes darte las gracias por compartir tus experiencias, ¿cómo estás en estos momentos y cuáles son tus planes de futuro?
En estos momentos me encuentro feliz trabajando en un centro escolar, en la etapa de Educación Primaria y estoy terminando el Máster en Formación del Profesorado. Comencé estos estudios a la vuelta de Perú y al poco tiempo de estar aquí comencé a trabajar. Además, también a la vuelta seguí mejorando mi conocimiento en idiomas, pues me parece indispensable para poder tener experiencias internacionales.
Mis planes de futuro principalmente son dedicarme a la docencia y seguir formándome, puesto que todavía me queda mucho por aprender. Me gustaría en algún momento trabajar en otras etapas de la educación, como en Secundaria o Bachillerato, ya que, según mi experiencia personal, hay más que cambiar en estas etapas en cuanto a metodologías. Tampoco descarto en algún momento dedicar tiempo a la investigación, Aun así, no puedo decir al 100% dónde estaré de aquí a unos años y menos después de haber tenido la oportunidad de vivir en otro país y de disfrutar de esa experiencia.