
… guardo con especial aprecio la sensación de comunidad: siempre había algún profesor dispuesto a apoyar, debatir ideas o acompañarte el enfoque de tu carrera profesional. Creo que esos años fueron fundamentales para sentar las bases de la carrera que hoy estoy construyendo, y me quedo con la certeza de que lo aprendido allí seguirá guiándome en cada nuevo reto que venga. Estoy orgullosa de considerarme Alumni de Deusto
Has hecho una carrera meteórica en los últimos años. ¿Cuándo y cómo descubriste tu vocación internacional?
Creo que mi vocación internacional empezó por los idiomas. Desde muy pequeña sentí fascinación por ellos, así que invertí muchas horas fuera del horario escolar estudiando francés, alemán e inglés, llegué a dedicar unas 15 horas semanales durante el instituto. Para practicarlos, participé en varios intercambios: uno en Alemania durante tres meses, otro en Estados Unidos de un mes, y otro en Francia que, por la buena relación que establecimos, acabó alargándose casi dos años.
En paralelo, siempre me interesaban el derecho, la economía, el desarrollo y la multiculturalidad, aunque no tenía una disciplina favorita. Lo que realmente me movía era entender cómo todos esos temas trascendían las fronteras nacionales y se conectaban en el ámbito internacional. Sentía mucha curiosidad por conocer las raíces de los problemas globales; desde niña me preguntaba constantemente el “por qué” de las cosas. Supongo que esa necesidad de comprender el mundo en su totalidad fue lo que me llevó, de forma natural, hacia una vocación internacional.
Respetando la confidencialidad, ¿podrías contarnos cómo fue tu paso por los Consulados de Ecuador y Portugal en Bilbao?
Cuando volví de mi Erasmus de Ginebra en tercero y entré en el último año de carrera, tenía claro que quería empezar a construir mi perfil profesional, aunque fuera a través de experiencias no remuneradas. Sabía que, si quería desarrollar una carrera internacional, debía diferenciarme desde el inicio. Además, siempre había sentido curiosidad por cómo funcionaba en la práctica un consulado o una embajada, que hasta entonces veía como algo muy lejano.
Así que contacté directamente con varios consulados en Bilbao y conseguí realizar dos prácticas extracurriculares simultáneas. Desde septiembre hasta julio colaboré con el Consulado de Ecuador, apoyando directamente al cónsul en tareas como la organización de visitas institucionales, la gestión de citas para la renovación de documentos y la preparación de la visita oficial del embajador. También le acompañé en diversas actividades protocolarias.
En paralelo, durante el segundo semestre, estuve tres meses en el Consulado de Portugal, desarrollando labores administrativas como la organización de dossieres y la coordinación logística de un evento institucional previsto para el año siguiente.
Ambas experiencias me permitieron entender de cerca el rol de la diplomacia en el día a día, desde lo más operativo hasta lo protocolario, y confirmaron mi vocación por lo internacional.
Antes de llegar finalmente a Bruselas trabajas como responsable de Relaciones Exteriores de El Mundo Empresarial entre 2022 y 2024, recién salidos de la Pandemia COVID-19 e inmersos en conflictos armados que aún se mantienen. ¿Cuáles fueron tus principales retos?
Me incorporé a El Mundo Empresarial a través del proyecto UKRANIA SOS, en pleno inicio de la guerra. Fue mi primera experiencia profesional con un componente humano tan intenso.
Yo apoyaba en la parte más práctica como la búsqueda de financiación, preparación de programas de inserción laboral, organización de eventos solidarios, pero lo que verdaderamente me marcó fue lo invisible: acompañar, traducir, ayudar a explicar trámites, simplemente estar.
Al año siguiente en septiembre, volví al proyecto desde la parte de comunicación externa, publicando noticias en diferentes sectores. Ahí viví otro tipo de reto: mantener vivo el compromiso social en un momento en el que la pandemia había dejado cansancio generalizado.
Diría que el mayor reto en UKRANIA SOS no fue el trabajo en sí, sino gestionar lo que te llevas a casa después de escuchar tantas historias. Y aun así lo volvería a hacer sin dudarlo, porque me reafirmó en algo que hoy tengo muy claro: que quiero trabajar cerca de las personas, incluso cuando el trabajo es técnico.
En 2023 con Education for an Interdependent World (EDIW) fue tu primera experiencia en Bruselas, hasta el salto definitivo —de momento— en febrero de 2024. Primero, hasta agosto, en El Comité Europeo de las Regiones, después, desde septiembre, en la Cumbre Empresarial Europea y, finalmente, en febrero de 2025, en la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria, Directorado ECHO B de la Comisión Europea. ¿Qué reseñarías de estas cuatro experiencias?
Con Education for an Interdependent World viví mi primer “choque cultural comunitario”: fue la primera vez que me vi rodeada de jóvenes de toda Europa que compartían el mismo entusiasmo por los asuntos europeos.
Después llegó el gran sueño: mis prácticas en el Comité Europeo de las Regiones en febrero 2024. Trabajé como asistente de comunicación y proyectos en el área de innovación tecnológica. Colaboré con consultores externos en el desarrollo de iniciativas digitales, y por primera vez descubrí la mecánica interna de las instituciones. Decidí presentarme al examen CAST IV (Agente Contractual nivel 4)… y lo aprobé.
Quise entonces experimentar el ritmo del sector privado y me incorporé a European Business Summits como responsable de logística y comunicación en septiembre. Allí asistí a diálogos inéditos entre ministros, altos representantes y CEOs, y comprendí el potencial real de la colaboración público-privada. Pero también me di cuenta de que echaba de menos la dimensión humana del servicio público.
Por eso, tras superar el proceso de selección, me incorporé como Agente Contractual en la Dirección General de Protección Civil y Ayuda Humanitaria (DG ECHO). Hoy trabajo en la organización de eventos interinstitucionales, y siento que, por fin, estoy en el punto donde la diplomacia, la acción humanitaria y la cooperación europea convergen.
¿Has llegado ya a donde querías o prevés más cambios a futuro?
Creo que he llegado a un punto muy valioso en mi carrera: he podido consolidar habilidades en cooperación internacional, gestión de proyectos y relaciones interinstitucionales. Cada experiencia me ha permitido confirmar cuáles son mis áreas de interés y dónde puedo aportar más valor.
He alcanzado muchas de las metas que me propuse en esta etapa, y al mismo tiempo, sigo viendo espacio para crecer y profundizar en conocimientos específicos. Por ejemplo, me interesa explorar un máster que me permita especializarme en gestión internacional o política económica, para combinar lo aprendido en la práctica con un enfoque más académico y estratégico. Mi objetivo es seguir desarrollándome profesionalmente, combinando experiencia directa y formación continua, para poder asumir retos cada vez más complejos.
Por último, agradeciendo tu participación en nuestra revista y deseándote lo mejor para el desarrollo de tu carrera profesional, ¿qué recuerdos te llevas de los años vividos en la Universidad de Deusto?
Me llevo recuerdos muy valiosos y un sentimiento de gratitud enorme, desde las personas que conocí hasta muchos profesores que me inspiraron. La Universidad de Deusto no solo me dio formación académica, sino también un espacio para descubrir mis intereses internacionales y desarrollar mis habilidades prácticas. Sin duda alguna, las oportunidades de intercambios y prácticas fueron las que me permitieron crecer personal y profesionalmente.
Además, guardo con especial aprecio la sensación de comunidad: siempre había algún profesor dispuesto a apoyar, debatir ideas o acompañarte el enfoque de tu carrera profesional. Creo que esos años fueron fundamentales para sentar las bases de la carrera que hoy estoy construyendo, y me quedo con la certeza de que lo aprendido allí seguirá guiándome en cada nuevo reto que venga. Estoy orgullosa de considerarme Alumni de Deusto.