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Alessia Gutiérrez García

… siento que estas experiencias han cambiado fundamentalmente cómo veo el rol de la ingeniería en la sociedad. No sólo han sido proyectos que me han gustado a nivel técnico, sino que me han dado una perspectiva nueva. El poder escuchar a las personas usuarias y que estén dispuestas no sólo a contarme sus experiencias sino a participar activamente en el desarrollo de soluciones que puedan serles útiles hace que los proyectos parezcan mucho más reales. Adoro mi disciplina y no podría estar más contenta de haberme decantado por esta rama y, por ello, quiero verla como motor de cambio en las vidas de las personas que más lo necesitan.

Son varias las experiencias en las que has participado explorando la rama social de la ingeniería. Comienzas durante el verano de 2024 en Chilón, Chiapas (México) con la cooperativa YOMOL A’TEL. ¿En qué consistió tu trabajo durante aquellos tres meses?

Al ser unas prácticas solidarias en un contexto rural, cada semana mi rol cambiaba bastante. Hice varias labores relacionadas con mi disciplina como realizar planos para las estructuras de secado de café o rediseñar el “packaging” de la línea de productos de jabón. También realicé otros trabajos de diseño gráfico para redes sociales o el diseño de la señalética del edificio.

Además, este trabajo en oficina se compaginaba con salidas a las comunidades tseltales. Estas salidas se realizaban para crear contenido para redes y material gráfico por ello tuve la oportunidad de visitar las zonas de apicultura y plantaciones de hierbas aromáticas y café de la cooperativa.

En el primer semestre de tu último curso te matriculas en la asignatura de “Proyectos de Ingeniería Multidisciplinar para Retos Sociales” en el Campus Social de la Universidad de Deusto. ¿Qué te movió a dar este paso? ¿Qué supone para ti el ejercicio de la ingeniería al servicio del bienestar de las personas?

El año anterior cursé una asignatura llamada “Diseño para la innovación social” y junto con mis prácticas en México, pude ver la parte más social de la ingeniería. Esto me hizo decidir escoger esta optativa el año siguiente.

Siento que las carreras de ciencias, y en especial la rama de ingeniería, suelen centrarse mucho en “la industria” ya que es a lo que está tradicionalmente asociada. Sin embargo, creo que muchas veces ignoramos que nuestra labor es desarrollar la tecnología para el bien de las personas y por ende nuestra disciplina es intrínsecamente social.

Por tanto, como ingeniera creo que es esencial conectar con esa parte más social y poder comenzar a participar en proyectos que afectan a las personas más vulneradas. Ya que, para que se nos tenga en cuenta en proyectos sociales, es necesario que los ingenieros nos hagamos visibles en estos círculos.

Junto a otras cuatro personas trabajáis en el proyecto “Entona”. ¿Podrías contarnos algo de este proyecto? ¿Alguna anécdota del proceso creativo?

Este proyecto viene de una asignatura en la que se nos junta a diferentes carreras de ingeniería y se crea un grupo multidisciplinar de ingenierías, por tanto, trabajé con cuatro compañeros y compañeras de diferentes especialidades. El propósito del proyecto era ayudar a visibilizar la realidad de las personas sordas. Para ello, tuvimos la oportunidad de hablar con un grupo de personas jóvenes que eran sordas y ver su perspectiva.

Tras realizar una investigación y un estudio de las personas usuarias se creó el proyecto Entona, una web que tenía el propósito de que las personas oyentes pudieran entender y empatizar no sólo con la realidad de las personas sordas, sino también la gran variedad de discapacidades auditivas que existen y cómo, aunque se use un audífono, las personas sordas pueden tener ciertas complicaciones.

De lo que más recuerdo fue trabajar con uno de los chicos de Gregorio Ybarra que nos contó su perspectiva y aunque tenía un implante coclear había situaciones en las que no podía usarlo; en especial en habitaciones muy ruidosas y eso puede llevar a que te sientas muy aislado en ciertas situaciones.

Para tu TFG te vuelves a decantar por un enfoque social y desarrollas KideBide. ¿Qué nos puedes contar de este proyecto?

Para mi TFG de diseño sabía que quería enfocarlo en el diseño para la innovación social. Por ello, contacté con el campus social y María José Schultz me puso en contacto con la Fundación Ellacuría. Con ellos, tuve varias conversaciones tanto con personas trabajadoras del proyecto de Auzolana II como con personas migrantes que participaron en el programa. Una de las principales problemáticas que me comunicaron fue la gran dificultad de realizar trámites burocráticos.

En el programa Auzolana II son las familias que acogen a las personas migrantes y las trabajadoras sociales las que ayudan a estas personas con este proceso. Es por ello que en mi TFG quería crear una plataforma que no dificultase esa interacción. Por ello, KideBide es una plataforma en la que las propias personas muestran cómo se realizan estos trámites paso a paso. Esto lo hacen rellenando un formulario en el que se pueden añadir fotos y descripciones de los lugares además de ubicaciones. El programa adopta estas instrucciones para que sean fáciles de entender y así también crear un repositorio de trámites.

¿Cómo ha vivido una ingeniera de diseño industrial e ingeniera mecánica estas experiencias?

Probablemente sean de las experiencias que más me he llevado conmigo de estos 5 años. Entré en la carrera muy centrada en trabajar en una empresa haciendo “lo que me gusta” y siento que estas experiencias han cambiado fundamentalmente cómo veo el rol de la ingeniería en la sociedad.

No sólo han sido proyectos que me han gustado a nivel técnico, sino que me han dado una perspectiva nueva. El poder escuchar a las personas usuarias y que estén dispuestas no sólo a contarme sus experiencias sino a participar activamente en el desarrollo de soluciones que puedan serles útiles hace que los proyectos parezcan mucho más reales.

Adoro mi disciplina y no podría estar más contenta de haberme decantado por esta rama y, por ello, quiero verla como motor de cambio en las vidas de las personas que más lo necesitan.

Por último, ¿qué recuerdos te llevas de tus años de estudiante vividos en la Universidad de Deusto?

Pues la verdad que han sido unos años de crecimiento, me llevo muchas cosas. Siento que la universidad me ha permitido desarrollarme tanto académica como personalmente. He tenido la suerte de compartir estos 5 años con un grupo de compañeras genial. Este doble grado me ha enseñado mucho de lo que es trabajar en equipo y en especial con personas que van a estar en tu día a día.

En lo académico la universidad me ha descubierto ese interés por lo social pero también un afán por la investigación. Creo que las cosas que he aprendido en Deusto siempre me las llevaré conmigo.