
Creo que lo que más me impulsa es mi curiosidad constante y mis ganas de aprender. Siempre he intentado mantenerme en movimiento, no solo físicamente, sino también a nivel personal y profesional. He perdido el miedo a salir de la zona de confort porque he comprobado que es ahí donde realmente se crece.
Desde que finalizaste el Grado de CAFyD han pasado siete años. Has cursado dos másteres, iniciado el doctorado y, aunque ya habías empezado antes, no has parado de trabajar. ¿Cómo describirías este periodo de tu vida?
Este periodo ha sido, sin duda, un viaje de crecimiento constante. He intentado mantener siempre un equilibrio entre la formación académica y la experiencia profesional. Cada etapa ha supuesto un reto distinto: desde compaginar trabajo y estudios, hasta asumir responsabilidades de liderazgo en proyectos de innovación. He aprendido a adaptarme, a trabajar en equipo, a liderar procesos y, sobre todo, a seguir con la misma motivación por generar un impacto positivo a través de la actividad física y el deporte.
En Mugikon una de tus funciones está ligada al intra-emprendimiento y has participado en el desarrollo de la App. Active City. ¿Podrías contarnos qué desafíos has tenido que enfrentar durante este proceso de creación y cómo los has superado?
El mayor reto ha sido transformar una idea en una herramienta digital que realmente responda a necesidades reales. Durante el desarrollo de Active City, uno de los principales desafíos ha sido la resistencia al cambio, especialmente en entornos donde la tecnología aún no está plenamente integrada. En ese sentido, ha sido fundamental realizar una labor didáctica constante: explicar, formar y acompañar a los profesionales y a las personas usuarias para que entiendan el valor de la herramienta.
También hemos intentado dar respuesta a las necesidades que hemos ido detectando en los servicios que gestionamos desde Mugikon. La app ha sido una manera de canalizar esas demandas, ofreciendo soluciones que nos permiten dinamizar los espacios, monitorizar la participación y fomentar hábitos activos de forma más eficaz. Active City no solo es una herramienta tecnológica, sino también una aliada para lograr una sociedad más activa.
Muchas personas aspiran a tener una trayectoria profesional tan dinámica como la tuya. ¿Qué aprendizajes clave te gustaría compartir con ellas?
Creo que lo que más me impulsa es mi curiosidad constante y mis ganas de aprender. Siempre he intentado mantenerme en movimiento, no solo físicamente, sino también a nivel personal y profesional. He perdido el miedo a salir de la zona de confort porque he comprobado que es ahí donde realmente se crece.
También considero clave rodearse de personas que te inspiren, te reten y te apoyen. No tener miedo a equivocarse, entender que todo proceso tiene sus altibajos, y que el aprendizaje está en cada paso. Y, sobre todo, ser fiel a lo que te mueve: en mi caso, promover el bienestar a través de la actividad física.
¿Cuáles son tus próximos objetivos profesionales y cómo te gustaría seguir contribuyendo al ámbito de la actividad física y el deporte?
A corto plazo, estoy centrado en finalizar mi tesis doctoral, con la que busco generar evidencia para la promoción de la actividad física en el entorno urbano. Me interesa especialmente entender cómo diseñar espacios activos que respondan a las necesidades reales de la ciudadanía, y que lo hagan desde una perspectiva funcional, educativa y también praxeológica. Creo que la praxiología motriz nos ofrece un marco muy potente para analizar y diseñar situaciones motrices significativas, algo que puede y debe trasladarse también al diseño de espacios públicos.
Además, estoy preparando una estancia internacional de investigación que me permitirá abrir nuevas líneas de colaboración y seguir aprendiendo de otras realidades. A largo plazo, me gustaría seguir combinando investigación, docencia y práctica profesional para generar soluciones que promuevan estilos de vida activos, especialmente en contextos con mayores barreras. Mi objetivo es seguir contribuyendo al diseño de estrategias que hagan que moverse sea más fácil, accesible y atractivo para todas las personas.
¿Qué recuerdos guardas de tu paso por las aulas de la Universidad de Deusto como estudiante?
Guardo recuerdos muy bonitos. Fue una etapa en la que consolidé mi vocación y descubrí el valor de la formación integral, más allá del aula. Los aprendizajes, los vínculos con profesorado y compañeros, y la posibilidad de empezar a trabajar en el propio entorno universitario, fueron claves. Deusto fue un espacio de oportunidades y crecimiento que me impulsó a seguir formándome y a no poner límites a lo que podía hacer.