…incluso en países como Canadá, donde este tipo de políticas son más habituales que en Europa, la sobrecualificación es un problema frecuente entre los inmigrantes. Personalmente, no creo que las políticas de inmigración deban basarse – o, por lo menos, no exclusivamente – en fines utilitarios sino en criterios más humanitarios. Además, las políticas de entrada más restrictivas generan inmigración irregular y son un obstáculo para la integración.
Participaste en la primera promoción de la licenciatura en Humanidades Empresa y también del Master of Arts in Euroculture en el campus donostiarra de la Universidad de Deusto. Tras realizar dos postgrados en la UPV/EHU en torno a los movimientos migratorios internacionales te doctoras en esta misma área también por la Universidad de Deusto y pocos años después prosigues tu carrera profesional como investigadora de todo lo relacionado con estos fenómenos. ¿Cuándo decidiste ser investigadora? ¿Qué te llevó a especializarte en este tema y a hacerlo en Suecia? ¿Cómo fue tu proceso de discernimiento y decisión?
Más que una decisión deliberada, creo que fue una consecuencia natural de mi trabajo en la tesis y como ayudante de investigación en la Cátedra de Entrepreneurship de Orkestra. Entendí lo que es la investigación cuando empecé a trabajar en la tesis doctoral bajo la dirección de Iñaki Peña-Legazkue. Recuerdo que recibí un folleto promocional del programa de doctorado “Las Ciencias Humanas en la Sociedad del Conocimiento”, el cual se ofrecía como doble titulación en combinación con el “Máster de Eurocultura”, un par de años después de acabar la carrera de Humanidades-Empresa y cuando todavía no tenía claro cómo enfocar mi vida laboral. Me inscribí por puro interés.
Fue en este máster donde empecé a explorar temas de identidad y diversidad cultural. Más adelante, en mi trabajo de tesis sobre la actividad emprendedora de los inmigrantes, me di cuenta de que no tenía el conocimiento suficiente sobre migraciones y decidí hacer un postgrado en este tema. Me gustó mucho y repetí con un máster que profundizaba sobre el mismo tema al año siguiente. Para cuando acabé el máster ya tenía un deseo claro de seguir con esta línea de investigación.
Llegué a Suecia por recomendación de un profesor canadiense a quien conocí en Deusto. Lo invitaron María Luisa Setién, investigadora principal del grupo de investigación sobre migraciones, y Trinidad Vicente, quien ya lo conocía de antes. Más tarde, trabajé con él durante una estancia doctoral y otra postdoctoral en la universidad Simon Fraser, cerca de Vancouver, Canadá. Él había tenido una buena experiencia como profesor invitado en MIM, el instituto de migraciones de la Universidad de Malmö. El director del instituto apoyó mi solicitud para la beca postdoctoral Marie Curie, me otorgaron la beca y al tercer año, cumpliendo con el contrato, me mudé de Canadá a Suecia.
Por lo que nos llega a través de los medios de comunicación, a la hora de afrontar este fenómeno existe una gran diversidad de actuaciones entre los miembros de la UE y, simultáneamente, una política común bastante restrictiva. Desde tu experiencia como investigadora en migración, integración (social y laboral), políticas migratorias, etc., ¿cuáles son los aspectos más relevantes que has encontrado en relación con la integración social y laboral de los migrantes en Europa?
Los programas de integración en Europa se centran en el empleo. En Suecia, por ejemplo, los refugiados tienen derecho a participar en un programa remunerado de integración que tiene una duración máxima de dos años. El principal componente del programa, organizado por la agencia estatal de empleo, es la enseñanza del idioma sueco y la orientación cívica y, sobre todo, laboral. A pesar de que, hasta ahora, Suecia ha destacado por seguir unas políticas de inmigración e integración relativamente generosas, los refugiados, así como el resto de los inmigrantes, tienen dificultades para encontrar un empleo acorde a sus cualificaciones en un país pequeño donde un tercio de los empleos se consiguen a través de relaciones. Por otro lado, la segregación y el escaso contacto entre suecos e inmigrantes dificulta las relaciones intergrupales. Esta, junto con el racismo, es una de las quejas de la población inmigrada tanto en Suecia como en otros países europeos.
En esta misma línea, ¿qué políticas de migración consideras más efectivas para fomentar la integración de los migrantes en la sociedad y el mercado laboral? ¿Has observado diferencias significativas en cuanto a la integración de esta población en áreas urbanas en comparación con las áreas rurales y de tamaño medio?
Si nos centramos en el mercado laboral, está claro que son las políticas de inmigración selectivas, basadas tanto en la demanda de trabajadores en diferentes sectores económicos como en la atracción de talento, las que tienen mejores resultados. Sin embargo, incluso en países como Canadá, donde este tipo de políticas son más habituales que en Europa, la sobrecualificación es un problema frecuente entre los inmigrantes. Personalmente, no creo que las políticas de inmigración deban basarse – o, por lo menos, no exclusivamente – en fines utilitarios sino en criterios más humanitarios. Además, las políticas de entrada más restrictivas generan inmigración irregular y son un obstáculo para la integración.
Respecto a la segunda pregunta, ahora mismo estamos trabajando en un proyecto europeo cuyo objetivo es estudiar la integración como un proceso de creación de comunidades en municipios de tamaño medio o pequeño y en áreas rurales, partiendo de la hipótesis de que las condiciones socioculturales, económicas y políticas varían en cada contexto, así como también entre las ciudades grandes y los municipios con menos habitantes. El trabajo de campo completado hasta ahora no incluye las ciudades grandes, pero tampoco se han observado diferencias significativas entre las ciudades medias y municipios más pequeños.
Basándote en tu experiencia como investigadora, ¿qué recomendaciones darías a los responsables de la formulación de políticas y a las organizaciones que trabajan en la integración de los migrantes en la sociedad europea?
A pesar de que la Unión Europea define la integración como un proceso bidireccional de adaptación mutua entre los residentes de larga duración y los inmigrantes recién llegados, las políticas de integración de los países miembro no reflejan este objetivo, sino que adjudican la responsabilidad de adaptación o integración a la población inmigrada. Algunos académicos critican tanto la imposición de esta responsabilidad en individuos, como el concepto mismo de la integración, centrado en el individuo, en lugar de entenderlo como un atributo de las sociedades.
Entiendo que no es fácil promover políticas que impliquen y que exijan cambios a la población residente. Sin embargo, opino que el esfuerzo por hacerlo debería ser mayor. Como ya he comentado, la discriminación, el racismo y el poco contacto entre nativos e inmigrantes – y, sobre todo, los inmigrantes no europeos – son unas de las principales barreras para la integración laboral y social. Los programas de orientación laboral y cívica centrados en los inmigrantes recién llegados deberían complementarse con otras políticas dirigidas a la población residente que combatan la discriminación y el racismo y que promuevan las relaciones intergrupales. No sirve de mucho que los extranjeros aprendan a hablar sueco, u otros idiomas europeos, si las posibilidades de practicarlo, de socializarse en este idioma o de encontrar empleo son escasas.
Gracias por dedicarnos tu tiempo y tus palabras. Para terminar, ¿qué recuerdos guardas de tus años de estudio e investigación en la Universidad de Deusto?
En general, muy buenos. Aún me veo con gente a la que conocí durante la carrera y también durante el doctorado. Los temas de estudio que se nos plantearon durante el máster y doctorado me siguen interesando y las oportunidades que se me ofrecieron me abrieron las puertas para seguir investigando en centros de reputación internacional como lo es MIM. Me siento agradecida.