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Guillermo Sanz Falagán, SJ

Felicidades, Guillermo, por la dirección y la decisión tomadas para tu vida y refrendadas el pasado 9 de septiembre. ¿Podrías contarnos cómo y cuándo descubriste que este era el camino a seguir?

La vocación no sucede en un momento concreto de la vida, sino que es un proceso de varios años en los que Dios ha ido poniendo personas y experiencias en mi vida, que han hecho que entrara a la Compañía de Jesús. Diría que la inquietud por la vocación religiosa comienza en 1º de Bachillerato en un verano de campamento con FOC (el grupo juvenil de pastoral de los Colegios Pureza de María) en donde comencé a ver que las hermanas tenían una felicidad y ánimo especial que intuía que venían de Dios. Y es aquí donde los caminos de Dios no son los nuestros ni los que uno espera… Lo normal hubiera sido que con 18 años hubiera buscado una congregación masculina donde poder comenzar la vida religiosa, pero Dios no lo quiso así. Y es al final de la etapa de estudios de ingeniería cuando creo que debo pensar qué hacer al terminar la carrera. Comencé en octubre a acompañarme con una hermana de la Pureza, y allá por febrero de 2020 decidí buscar una orden masculina y la Semana Santa la viví con JesuitasEsp, en su canal de YouTube. En la oración de jueves santo sentí que la Compañía era el lugar donde Dios me quería.

Mientras finalizas tus estudios universitarios inicias el Noviciado en la Compañía de Jesús. ¿Cómo crees que podrás compaginar en el futuro la ingeniería con seguir los pasos de Ignacio?

Durante el año 20-21 comencé el prenoviciado, un tiempo para discernir con Dios y conocer a los jesuitas y su misión. Por consejo del actual Provincial Enric Puiggròs (en aquel momento promotor vocacional) ese curso realicé el Máster de Profesorado y trabajé como monitor de comedor con 5º de Primaria en el colegio. Es aquí donde nace mi vocación por la enseñanza, transmitir el Evangelio, los valores de Jesús a los niños y jóvenes que necesitan una preparación no solo de conocimientos, sino también de saber convivir con los demás y conocerse para ser felices. No sé que me deparará en la Compañía de Jesús, si los superiores creen que la educación debe ser el lugar, o quizás en otro lugar apostólico como el sector social, la universidad, quién sabe… Sólo Él conoce las necesidades de Su Misión y las realidades que como Provincia tenemos en España. Pero tengo claro que en la universidad no sólo he aprendido a programar electrónica, sino que me ha dado unas herramientas de búsqueda, de sociabilidad, de control de situaciones, que estoy seguro de que me ayudarán como jesuita, y que desde aquí agradezco a todos los profesores.

Acabas de comenzar una nueva fase de tu formación, ahora en Roma, en la que ampliarás y profundizarás tus conocimientos filosóficos, al tiempo que participarás en apostolados pastorales y sociales. ¿Qué esperas de esta experiencia?

Todos los comienzos exigen de un periodo de adaptarse y recomenzar con unos nuevos compañeros, un método de estudio diferente al que estoy acostumbrado, un nuevo país y sus costumbres. Deseo que, en estos dos años de comienzo de una formación larga en la Compañía de Jesús, sea un tiempo donde reconocer que Dios me debe seguir modelando y darme la forma para llegar ser enviado y realizar la misión como compañero de Jesús. San Ignacio tuvo claro que para poder transmitir a otros la manera que él descubrió de orar y discernir, tenía que formarse y así poder argumentar de manera teológica lo que estaba pasando por su interior.

Es también un tiempo de comenzar a tener algún apostolado, no sé que es lo que me deparará, pero seguro que todo lo que yo pueda dar, lo recibiré con el ciento por uno. La Compañía es muy rica en misiones y apostolados, también aquí en Italia. Allí donde se me necesite, o la Provincia de España me quiera formar para el futuro, estaré con el corazón abierto a lo que venga.

¿Qué consejo darías a otras y otros Alumni que están planteándose seguir una carrera académica y sienten, además, una vocación religiosa?

La vocación la da Dios, y es por ello, que cuando alguna persona sienta que Dios le está moviendo hacia un lado, pare, busque a alguien de confianza que le pueda ayudar a discernir qué es lo que Dios le está pidiendo. Cada persona es distinta, y es por ello, que Dios llama en el momento que Él quiere. Uno nunca sabe si Dios le llama desde pequeño, o adolescente, o quizás ya trabajando… Vivimos en un tiempo en el que la sociedad no nos deja darnos un tiempo y parar. Para ver el recorrido que Dios nos ha ido dando, y dónde nos quiere, si nosotros le dejamos, necesitamos tiempo de calidad a solas con Él. En mi caso, fue en el último curso de la carrera que, buscando un futuro profesional, vi que Dios me quería como religioso entregado a evangelizar… El dónde también forma parte de la oración, el acompañamiento y el discernimiento. Lo más importante, es no tener miedo a la llamada de Dios, ya que Él nunca nos va a querer infelices, siempre tendremos dónde apoyarnos al intentar probar una u otra vida. Algunos ven que al final el camino de Dios va por la vida laical, pero han dado el paso ya que creían que la vida religiosa era posible. Es un camino duro, algo largo, pero muy bonito y lleno de vida y alegría.

Deseándote lo mejor para el futuro, para terminar, ¿qué recuerdos te llevas de tus años en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto?

Pues lo recuerdo con mucho cariño, ya que el paso de dejar Farmacia tras 3 años no fue fácil, y la acogida en Deusto fue muy personalizada. No quiero decir nombres, porque seguro que me dejo a grandes profesores, pero sí agradecer la labor de los tutores que tanto bien hacen los primeros años de adaptación a la nueva vida universitaria, y al final del Grado, que te ayudan y animan a ver qué hacer al salir graduado, son dos momentos fundamentales en la vida del estudiante universitario. También a los profesores del Grado de Electrónica que con tanto cuidado, nos enseñan a “pelearnos” programando y aprender haciendo y probando tantas tardes en los laboratorios. Un abrazo especial al consejo de Facultad y al actual rector, que durante los años que estuve como vicedelegado y delegado de la Facultad de Ingeniería, fueron también un ejemplo profesional en dar a la Universidad un carácter de vanguardia y distinción académica y de adaptación a la situación excepcional por la pandemia.