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He tenido la suerte de estar rodeado siempre de gente que me ha motivado, inspirado, que me ha provocado a salir de mi zona de confort, y, por encima de todo, que ha creído en mí (…) mis padres, (…) otros han sido esos compañeros de aventuras con los que he compartido un millón de momentos (…) y, finalmente, están aquellos que, como algunos profesores, han apostado por mí y han confiado en mi potencial. En esencia, diría que el secreto de cualquier éxito es la gente que te ayuda a construirlo.

Con una carrera profesional meteórica, consigues tener un abultado currículo, enriquecido además por los cinco idiomas que utilizas. ¡Enhorabuena! ¿Cómo has conseguido el tiempo suficiente para poder hacerlo todo y, por lo que se ve, con gran éxito? ¿Cuál es tu secreto?

Diría que mi carrera profesional, más que meteórica, ha sido afortunada. Creo que las oportunidades siempre me han sonreído y he acabado en el lugar en el que debía sin siquiera proponérmelo. Y ello ha sido así en gran medida gracias a la gente que me ha estado acompañando.

He tenido la suerte de estar rodeado siempre de gente que me ha motivado, inspirado, que me ha provocado a salir de mi zona de confort, y, por encima de todo, que ha creído en mí. Esta gente es la que me ha traído aquí de una manera u otra. Algunos, como mis padres, con mucho sacrificio y esfuerzo, me han ofrecido no sólo las oportunidades para poder desarrollarme, sino que también me han enseñado a ser independiente, crítico, y perseverante. Otros han sido esos compañeros de aventuras con los que he compartido un millón de momentos y que me han hecho adentrarme en aguas desconocidas y que me han generado la necesaria inquietud en los momentos de demasiada calma. Y, finalmente, están aquellos que, como algunos profesores, han apostado por mí y han confiado en mi potencial. En esencia, diría que el secreto de cualquier éxito es la gente que te ayuda a construirlo.

Cuando comenzabas tus estudios universitarios declaraste: «Me gustan mucho las profesiones que requieren tener capacidad de comunicación, la relación con personas. Soy muy activo y no me veía trabajando en un laboratorio. Quiero ser fiscal, juez, embajador, hacer carrera diplomática, trabajar en un organismo internacional… No sé, tengo tantos proyectos que me daba pena renunciar a alguno por escoger otro». ¿Podrías compartir con nosotros en qué punto estás de tus aspiraciones?

Estoy en un punto en el que mi carrera no apunta ni a ser fiscal, ni juez, ni a la carrera diplomática. Sin embargo, mis aspiraciones de momento se han visto plenamente satisfechas. Creo que mi puesto actual combina lo mejor de esas aspiraciones que tenía cuando inicié mi camino en el mundo universitario, mundo en el que trabajo ahora. Entre la docencia y la investigación, mi trabajo se resume, en esencia, en comunicar y aprender. Y si eres una persona a la que le encanta hablar como a mí o tienes una mente excesivamente curiosa, es un trabajo perfecto. Además, viene con un bonus cuando los estudiantes te agradecen tu esfuerzo y alguno que otro te dice que eres uno de los mejores profesores que ha tenido – especialmente cuando estás al inicio de carrera profesional. En esos momentos, la satisfacción es enorme.

Mientras realizas tus dos Grados, en Relaciones Internacionales y en Derecho, participas en los clubs de debate, en proyectos de investigación, en prácticas profesionales, das clases particulares, colaboras en una asociación rumana dedicada a promocionar las tradiciones, cultura y lengua de tu tierra entre tus compatriotas, presides la asociación ELSA Deusto… ¿Cómo consigues simultanear en esos momentos todas esas actividades?

En retrospectiva, diría que a veces con dificultad. Creo que en varias ocasiones mi bandeja estaba más llena de lo que era necesario y, esas veces, más que de conseguir tiempo, se trataba de fabricar tiempo. Esto muchas veces se vuelve ineficiente, y no le falta sabiduría al refranero español cuando dice que «quien mucho abarca, poco aprieta». Así que, como reflexión, diría que hay que hacer las cosas con justa moderación. Para conseguir los mejores resultados, hay que saber cuándo es un buen momento para parar un segundo, respirar, e ir a tomar unas cañas o unos vinos con los amigos.

¿Qué recomendarías a las y los Alumni de Deusto para conseguir desarrollar su carrera profesional y disfrutar en el proceso?

Creo que lo mejor es estar dispuesto a arriesgar, a fallar, a tomar decisiones. Hay que afrontar el futuro con determinación, con mente abierta. Estar dispuesto a volar, a abandonar el nido, y salir a explorar el mundo y a descubrir lo que aguarda a cada uno. Y, nuevamente, hacer las cosas con justa moderación. A veces, es suficiente con sólo contemplar el mundo y disfrutar de cada momento sin preocuparse por nada más.

Para terminar, volviendo a los años que pasaste en la Universidad de Deusto, ¿qué recuerdos guardas de ese tiempo?

Las conversaciones largas que han acabado en amistades para toda una vida; las risas interminables – a veces, irremediables, en medio de alguna clase; las pequeñas escapadas con los amigos a La Terraza para disfrutar de un buen pintxo de tortilla y una cerveza; los debates eternos que, imagino, trajeron algún que otro dolor de cabeza a los profesores; las celebraciones que seguían a los exámenes, y los mensajes nerviosos del día anterior que, con pequeños tonos de desesperación, buscaban la ayuda de algún compañero generoso dispuesto a esclarecer dudas… Hay tantos recuerdos: unos que puedo compartir, otros que es mejor no sacar de su baúl.