Skip to main content

Elena Mª Ordóñez del Campo

…siempre he recibido un gran agradecimiento cuando de manera auténtica he contado que el ser mujer, en un país extranjero, trabajando en un ámbito internacional, en el sector tecnológico, con una carrera profesional ejecutiva, ejerciendo de orgullosísima madre, y padre, al mismo tiempo, no siempre es fácil pero posible. Yo no soy “super woman”… Si yo puedo, todas las mujeres pueden. Soy una persona que creo que todo el mundo puede aportar su pequeño grano de arena. Mi gran sueño es que, en un futuro próximo, las mujeres y la diversidad en el sector tecnológico sean lo normal.

Antes de nada, enhorabuena por los recientes galardones conseguidos en las Globant Awards – Women that Build Edition 2021 como ganadora en las categorías de «Inspiring Executive Global”; «Inspiring Executive Spain», y en el «InspiringFifty deeptech» 2021, y haber llegado al top 3 finalista del «Digital Female Award 2021» de GDW Global Digital Women GmbH en la categoría «carrera profesional». ¿Qué supone recibir estos galardones a una bilbaína que salió del Botxo casi después del último examen de ingeniería informática, se fue a Alemania y allí se quedó y desarrolló una brillantísima carrera profesional?

No solamente bilbaína, sino deustoarra y muy orgullosa de mis raíces. Independientemente de las sorpresas que te pueda deparar la vida, creo que es muy importante reconocer las propias raíces y reflexionar en todo momento sobre los valores que hemos recibido siendo niños y adolescentes. Llevo 33 años en Alemania y tengo las dos nacionalidades, así que de manera anecdótica suelo describirme como una “vasca descafeinada”.

Recibir estos galardones no es solo un reconocimiento personal sino también una gran responsabilidad, la de abrir camino a nuevas generaciones. El 70% de niñas y jóvenes sienten más confianza en su futuro después de haber escuchado la experiencia personal de otros referentes femeninos. Aunque no siempre es fácil hablar de tu vida privada en público, siempre he recibido un gran agradecimiento cuando de manera auténtica he contado que el ser mujer, en un país extranjero, trabajando en un ámbito internacional, en el sector tecnológico, con una carrera profesional ejecutiva, ejerciendo de orgullosísima madre, y padre, al mismo tiempo, no siempre es fácil pero posible. Yo no soy “super woman”… Si yo puedo, todas las mujeres pueden. Soy una persona que creo que todo el mundo puede aportar su pequeño grano de arena. Mi gran sueño es que, en un futuro próximo, las mujeres y la diversidad en el sector tecnológico sean lo normal.

En 1988 la tecnología informática en España estaba todavía casi en pañales, al menos para el gran público. ¿Podrías contarnos qué encontraste en Alemania y cómo fueron tus primeros años en SAP?

Evidentemente, SAP en el año 1988 era una empresa muy diferente a la que conocemos hoy en día. Mi número de personal era el 561 y fui contratada por los fundadores. Con uno de ellos, Klaus Tschira, trabajé muy estrechamente en los inicios de la solución de SAP para Human Capital Management (por aquel entonces acostumbrábamos a hablar de RRHH). SAP en el año 1988 era como una empresa start-up, no había prácticamente jerarquías, ni el grado de especialización que existe hoy en día y, prácticamente, nos tocaba hacer de todo. Yo formaba parte del equipo de desarrollo de la versión nacional española de SAP de Human Capital Management. Éramos tres personas y mi trabajo consistía en el diseño, desarrollo, mantenimiento, formación, ventas, hotline… Recuerdo como Klaus Tschira nos visitaba en nuestra oficina, y, si no había una silla disponible, daba la vuelta y se sentaba encima de la papelera para revisar conmigo el código que yo estaba programando. A posteriori fue una experiencia muy enriquecedora que me ha ayudado en mi carrera profesional a tener una visión general de cómo trabajan otras organizaciones dentro de la empresa. Además, SAP era por aquel entonces una empresa totalmente alemana. El idioma de trabajo era alemán. Mi equipo y los colegas del departamento de traducción eran los únicos extranjeros. El proceso de globalización comenzó unos años más tarde con equipos americanos “aterrizando” en la sede principal de SAP en Walldorf.

Empezaste desde cero y a lo largo de tu carrera profesional has llegado a ocupar, y ocupas, altos puestos directivos en las empresas en las que has estado. ¿Crees que si no hubieras ido a Alemania habrías llegado a las mismas metas aquí?

No podemos dar marcha atrás al tiempo, con lo cual probablemente nunca tengamos una respuesta cierta a tu pregunta. Soy una persona que siempre mira hacia adelante. De hecho, mi lema es “beti aurrera”. Siempre he pensado que las decisiones que he tomado en el pasado, eran las mejores en ese momento y en esas determinadas circunstancias. Y las experiencias del pasado, positivas o no, han contribuido a que sea la persona que soy hoy. Cuando vine a Alemania, para mí era embarcarme en una aventura. Tenía 22 años, había finalizado mis estudios de Ingeniería Informática, hablaba inglés y alemán, conocía el país y, lo más importante, no tenía nada que perder. Siempre he sido consciente de que siendo una mujer, informática y extranjera era de alguna manera “diferente” al resto, pero nunca lo consideré como una limitación, sino simplemente la definición de mi persona. No siempre ha sido fácil y, aún hoy en día, no lo es. En mis inicios en SAP, mis colegas asumían que trabajaba en el departamento de traducción y se sorprendían cuándo les decía que desarrollaba como ellos. La alta dirección en el sector tecnológico en Alemania sigue siendo tradicionalmente masculina y, lamentablemente, todavía queda mucho trabajo por delante para motivar a niñas y mujeres jóvenes a emprender una carrera en el mundo STEM. Me considero una “Mujer en Tecnología” y “Ciudadana del Mundo”.

¿Qué recomendación darías a las mujeres recién egresadas en las distintas ingenierías impartidas en Deusto a la hora de plantear su futuro profesional?

En primer lugar, me gustaría felicitarlas por su decisión, por haber elegido el camino que ellas desean sabiendo que mujeres en profesiones en ingenierías y tecnología siguen siendo hoy en día una minoría. Además, les recomendaría que peleen por sus sueños, que sean fieles a ellos, auténticas consigo mismas, que crezcan con cada oportunidad en el camino y aprendan de los desafíos, y que mantengan siempre los ojos abiertos a nuevos retos.

La vida es un continuo aprendizaje, especialmente en el mundo tecnológico. Creo que las nuevas tecnologías y el uso ético de ellas no solamente abren nuevas puertas y puede llevar a niñas y jóvenes a una importante carrera profesional, sino de igual manera impulsar el desarrollo social y contribuir a un uso más sostenible y equitativo de nuestros recursos.

Para terminar, agradeciéndote por tu tiempo, ¿qué recuerdos guardas de tu paso por las aulas deustenses?

Me considero una persona privilegiada por haber tenido acceso a la facultad de ingeniería informática en la Universidad de Deusto en los años 80. En nuestro mundo, y especialmente en el tecnológico, la única constante es el cambio. Ante todo, creo que en la Universidad aprendí a aprender, y aunque esto resulte algo trivial, creo que esa facultad de aprender y adaptarme me ha ayudado enormemente en mi vida profesional y privada. Pero me gustaría acabar esta entrevista con una sonrisa en la cara de nuestros lectores y mencionar algunos de los “hitos” de nuestra vida universitaria en la facultad de ingeniería informática en los años 80: los pintxos de la cafetería, los mejores de toda la universidad, la revista del “Comandillo Go-To Informático”, hacíamos cola para leerla en el tablón de anuncios, y las numerosas citas de nuestros profesores, por ejemplo, nuestro queridísimo Anselmo del Moral “motivando” a los alumnos de primer curso: “mirad a la derecha, mirad a la izquierda… uno de vosotros no estará aquí el año que viene”. Recuerdos entrañables e inolvidables de la familia de Ingeniería Informática de la Universidad de Deusto…