El pasado 25 de noviembre, el Rector de la Universidad de Deusto, Juan José Etxeberria, SJ, invitó a un acto de reconocimiento a todas las personas, empresas y entidades que han contribuido a que las Becas Deusto Arrupe sean una realidad, así como a las personas beneficiarias de estas becas y sus familiares. El acto, organizado por Deusto Alumni, se celebró en la sala Barandiarán del Campus de Bilbao de la universidad.
Jesús Riaño, director de Deusto Alumni, saludó al rector, a las autoridades académicas que lo acompañaron y a las personas invitadas e hizo una breve presentación del recorrido del programa. Desde su creación en 2021, estas becas han tenido un impacto directo en la vida de 100 estudiantes y sus respectivas familias. Estudiantes que cursan 35 titulaciones diferentes, superando barreras socioeconómicas y fomentando el talento. En estos cuatro años, gracias al compromiso de 214 donantes individuales y 7 organizaciones, se han recaudado 889.196 €, una cifra que refleja el poder de la solidaridad y la importancia de invertir en educación.
Entre las 100 personas beneficiarias de estas Becas, 32 provienen de diversos países incluyendo Argelia, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Georgia, Honduras, Italia, Marruecos, Nicaragua, Pakistán, Paraguay, Perú, Portugal, Sáhara, Ucrania y Venezuela.
Este programa de becas supone que cada año 25 jóvenes de nuevo ingreso con un excelente expediente académico y más allá de brechas socioeconómicas, se unen a los becarios y becarias Deusto Arrupe de promociones anteriores. Estas becas pueden llegar a cubrir hasta el 100% de los estudios de grado, constatando que el talento se reparte equitativamente por todo el mundo, pero las oportunidades no.
En los cuatro años de vida del programa se han conseguido más de dos millones de euros, de los cuales el 56% procedieron de fondos propios de la Universidad de Deusto y el 44% restante de donantes individuales y organizaciones y entidades colaboradoras.
A continuación, dio la palabra a Marta Femia Utrera —PDG prom. 23, Lic. Sociología prom. 99— Tesorera de la Asociación Española de Fundraising y Directora de Sostenibilidad Financiera de Fundación Anesvad. Femia reflexionó sobre “Semillas de futuro: la solidaridad y el efecto multiplicador de la educación”.
Terminada la conferencia, se presentaron los testimonios de dos becarias —una cursando el doble grado Educación Social + Trabajo Social y, la otra, estudiante de Lenguas Modernas— y de Patricia Arias —Lic. Derecho prom. 91, Programa Liderando desde el Consejo prom. 25—, embajadora de las Becas Deusto Arrupe.
Las becarias manifestaron su agradecimiento y el de sus familias por la oportunidad de poder llevar a término su deseo de decidir su propio destino y construir su futuro profesional, así como su compromiso por asumir su responsabilidad de aportar a la sociedad parte de lo que han recibido.
Patricia Arias puso de relieve que estas becas no solo financian estudios, sino que cambian vidas. Las donaciones a las Becas Arrupe generan valor en tres dimensiones muy concretas:
Valor financiero y fiscal. Contribuir suma a la realización del proyecto, a la vez que también devuelve, a través de deducciones atractivas para particulares y empresas.
Valor ESG (factores ambientales, sociales y de gobernanza corporativa, por sus siglas en inglés), con un impacto directo en la memoria de sostenibilidad y en el compromiso social de las organizaciones.
Valor humano. El más importante: apoyar a un/a estudiante con talento y valores para transformar su vida, la de su familia y, con el tiempo, la de su comunidad.
No es solo una beca. La educación en valores es la oportunidad para transformar vidas y construir un futuro mejor.
Para finalizar, el rector tomó la palabra.
Consideró “un verdadero privilegio y una inmensa alegría” estar rodeado por quienes, con su generosidad y compromiso han hecho posible que este programa sea una realidad. Recalcó que “[e]ste encuentro no es solo un acto académico. Es, ante todo, un acto de comunidad: un espacio para reconocer lo que la generosidad, la justicia y la confianza pueden hacer cuando se unen. Hace cuatro años iniciamos un camino que expresa muy bien quiénes somos como universidad: una institución que cree en el valor de cada persona y en la educación como herramienta de transformación social”.
El compromiso inicial de las Becas Deusto Arrupe, “que ningún talento y ningún proyecto de futuro se quede fuera de nuestras aulas por motivos económicos”, se constata, gracias al esfuerzo de los donantes, con las “[c]ien historias y cien futuros que avanzan gracias a este programa”.
A las personas becadas, además de recordarles que son “la razón de este proyecto” les dijo que son “personas privilegiadas. Habéis recibido una oportunidad que muchas otras personas no tienen. Y una oportunidad así no solo se agradece: se valora con estudio, con dedicación, con esfuerzo, con responsabilidad, y con el deseo de devolver algún día a la sociedad parte de lo que hoy habéis recibido. Las Becas Arrupe no son un regalo. Son una responsabilidad compartida, que ahora también está en vuestras manos”.
Dirigiéndose a las familias les dijo que “[s]abemos que detrás de cada estudiante hay una historia familiar, un esfuerzo conjunto y muchas renuncias. Las Becas Deusto Arrupe no cambian solo la vida de un estudiante; cambian también la vida de su familia. Gracias por confiar en esta universidad para acompañar este proceso”.
A las personas donantes, “[l]o que hacéis es un acto de confianza en quienes reciben estas
becas y en el poder transformador de la educación. Apoyáis una causa profundamente justa: la igualdad de oportunidades”.
Y a las empresas y organizaciones colaboradoras que su “compromiso demuestra que la responsabilidad social no es solo un discurso, sino una apuesta concreta por el talento, por la
equidad y por una sociedad en la que nadie quede al margen por motivos económicos”.
Reconociendo lo conseguido hasta ahora “gracias a la generosidad de donantes privados y al
compromiso de la propia Universidad”, expresó con franqueza y respeto que “para seguir avanzando, necesitamos crecer. Necesitamos una comunidad aún más amplia y más sólida. Hay jóvenes con talento que siguen esperando una oportunidad, y para que esa oportunidad llegue, es esencial renovar el compromiso de quienes ya formáis parte de este proyecto y, al
mismo tiempo, sumar a nuevas personas y nuevas entidades colaboradoras”.
Cerró su discurso citando a San Ignacio de Loyola: ««El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras». Vosotros y vosotras habéis ofrecido un testimonio vivo de este amor a través de vuestras acciones. Habéis brindado algo mucho más valioso que una simple
contribución económica: habéis ofrecido una oportunidad, una esperanza y una fe en el potencial de las personas… Seguiremos dedicando todos nuestros esfuerzos para garantizar
una formación de excelencia, arraigada en los valores que nos definen, para que estos jóvenes no solo alcancen sus metas, sino que también contribuyan al bienestar y progreso de la sociedad».
Finalizado el acto, se procedió a un encuentro y networking con un cóctel ofrecido por Sodexo en el claustro del Auditorio.



