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Juan Ignacio Gomeza Villa

… un reconocimiento a mi padre que me orientó, a la Universidad de Deusto de la que nací al mundo del derecho, a la Compañía de Jesús de la que aprendí, sigo aprendiendo y a la que me siento vinculado, a la función notarial como servicio a la sociedad, a la seguridad jurídica y a la paz social, a los valores deontológicos en el ejercicio diario de la profesión y a la Unión Internacional del Notariado …

Las Cruces de la Orden de San Raimundo de Peñafort son condecoraciones del Ministerio de Justicia que premian los relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en la Administración de Justicia y en el cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas, así como los servicios prestados sin nota desfavorable en las actividades jurídicas dependientes del Ministerio de Justicia.

Antes de nada, enhorabuena por el importante reconocimiento por parte del Ministerio de Justicia con la condecoración con la Cruz distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort. ¿Qué ha supuesto para Juan Ignacio Gomeza Villa esta condecoración?

En primer lugar, una sorpresa. Ni me lo imaginaba ni lo esperaba.

Supone un reconocimiento a mi padre que me orientó, a la Universidad de Deusto de la que nací al mundo del derecho, a la Compañía de Jesús de la que aprendí, sigo aprendiendo y a la que me siento vinculado, a la función notarial como servicio a la sociedad, a la seguridad jurídica y a la paz social, a los valores deontológicos en el ejercicio diario de la profesión y a la Unión Internacional del Notariado a la que he servido durante más de 35 años.

Lleva mucho tiempo vinculado a la Unión Internacional del Notariado Latino (UINL). ¿Nos puede dar alguna información sobre la misma y su labor en ella?

La Unión Internacional del Notariado Latino se constituye en 1948 en plena época de aislamiento en España.

Nace de una relación entre notarios de España con Argentina, a la que se unen Alemania, Bélgica y Francia, con la finalidad inicial de profundizar en el conocimiento del derecho, y de modo especial, del derecho notarial.

Yo me incorporé en el año 1986 tras el Congreso de Montreal, en una comisión que tenía por finalidad analizar la situación del Notariado, las leyes notariales y el ejercicio de la función notarial en los estados cuyos notariados deseaban incorporarse a la Unión.

Tras la caída del muro de Berlín en 1989, los países de la Europa del Este quedaron fuera del control de Rusia y volvieron a mirar a la Europa Libre. Y los de África y Asia a sus antiguas metrópolis.

El derecho tuvo que reordenarse en esos países y adaptarse a los parámetros del estado de derecho, la libertad contractual y el reconocimiento pleno de la propiedad individual.

Los notariados que deseaban incorporarse UINL tenían que homologar sus sistemas legislativo y notarial, y la UINL se expandió con rapidez por el mundo, África, China, países de lejano oriente, países árabes…

Fueron años frenéticos de estudio de los sistemas, comprobación de cumplimientos y asesoramiento a los notariados.

Tras más de cuarenta años de ejercicio, este galardón supone el reconocimiento al trabajo bien hecho durante mucho tiempo. Volviendo a los inicios, ¿en qué momento decide seguir la carrera notarial? ¿Qué supuso para el joven estudiante de derecho esa decisión?

La vida te va llevando y te ayuda a decidir. Antes de iniciar la carrera pensaba en ser marino mercante. Más tarde evolucionó a ser abogado especializado en derecho marítimo. Durante la carrera de abogado economista en la Universidad de Deusto pasé a debatirme entre un Máster de Administracion de Empresas en EEUU, o hacer una oposición que me permitiera compartir el mundo empresarial y participar en las empresas familiares.

Mi padre, que era notario de Bilbao, me animó antes de terminar la carrera a preparar una oposición y, tras hacer las practicas de la milicia universitaria en enero de 1977, me dispuse a buscar la oposición de Registros o de Notaría a la que pudiera llegar. Como vi que no llegaba a la de Registros en un año de preparación, opté por la de Notarías para la que disponía de dos años de tiempo. Me compré un código civil con las compilaciones forales, que aún conservo, y me senté a  estudiar el 07 de enero de 1977. Tuve el primer ejercicio el 21 de marzo de 1979 y en esa primavera terminamos la oposición.

Tras tomar posesión de la Notaría de Elgoibar (notaría de 3ª clase), en plena crisis económica social y política, mi padre me indicó la conveniencia de hacer oposiciones entre Notarios. Con un grupo de amigos de la oposición, bajo a dirección del Ilustrísimo Notario de Barcelona Don Luis Roca Sastre Muncunill (hijo de Don Ramón María Roca Sastre, el padre del derecho Hipotecario), preparamos la oposición entre notarios y pasé a la Notaría de 2ª clase de Getxo. De nuevo, los amigos nos confabulamos para volver a hacer la oposición entre notarios, esta vez con la colaboración de los Notarios de Madrid Don José Ángel Martínez Sanchiz, Don José María de Prada González y Don Julián María Rubio Villanueva. Concursé a Ceuta, para no perder lo ganado con la anterior entre notarios, y terminamos la segunda oposición entre notarios en primavera de 1986. Las plazas más atractivas entonces eran Madrid o Barcelona, como plazas especiales, pero decidí venir a Bilbao, donde podría apoyar a mi padre en sus últimos años de Notario y, cumplida la jubilación como Notario a los 70 años, como Abogado que ejerció hasta los 82 años, cuando dijo ya basta.

Pero antes de instalarme en Bilbao y regresando del Congreso de Montreal en 1986, pasé por Nueva York para acceder a un bufete de la ciudad especializado en derecho Marítimo. Aquello no salió, por lo que tomé posesión de Bilbao como Notario y me colegié como abogado, ya que para mí era un honor pertenecer al Ilustre Colegio de la Abogacía de Bizkaia, aunque no haya ejercido ni ejerza como tal.

Volviendo a su pregunta: supusieron 9 años de estudio intenso y constante.

¿Cómo es el día a día de un notario?

La labor notarial, en la doble condición del Notario de profesional del derecho y de servidor o funcionario público, se desarrolla personalmente por el mismo Notario y por su equipo.

Consiste en recibir a las personas que precisan del servicio notarial, atender, escuchar, aconsejar, asesorar y dar propuestas y soluciones jurídicas a las cuestiones planteadas, adecuándolas a la ley para su plena eficacia jurídica, evitando litigios.

El resultado de la actividad se plasma en el documento notarial que se firma ante el notario y que goza de los efectos privilegiados, probatorios, ejecutivos, de presunción de legalidad y de título para acceso a la publicidad registral, que le da la ley.

El notario acompaña la vida jurídica de las personas físicas y jurídicas, a las empresas, a las entidades no lucrativas como asociaciones y fundaciones, a las entidades públicas y privadas, en el ámbito del derecho privado.

Durante este tiempo habrá visto de todo. ¿Recuerda alguna anécdota que pueda contarnos?

A lo largo de más de 40 años hay muchas anécdotas. Cada Notaría ha tenido las suyas propias.

El primer recuerdo es de Motrico, de una familia de ocho hermanos que habían salido de casa a la mar, como contaban, con unos calzoncillos y una camiseta y entregaban todo el dinero a los padres. Al fallecer el padre, la madre quería que la casa de la familia quedara para la hija pequeña que le cuidaba. Nos reunimos en el Ayuntamiento, hablaron, lloraron, se abrazaron y firmaron la herencia redactada a mano por mí, allí mismo, siguiendo la voluntad de la madre.

La sucesión de una familia vasca con fortuna en Filipinas que, tras un pleito sucesorio en los tribunales de allí, con un testamento que contenía una causa de desheredación a uno de los hijos por haber atentado al otro con arma de fuego en la Hacienda de… y haber dificultado la llegada del socorro. No conseguía inscribir la herencia sobre unos inmuebles en España y los que en un viaje a Filipinas pude conocer.

Ya en Bilbao, en uno de los viajes de la UINL a África , me quisieron casar con una princesa… De otro me volví con unas amebas hecho un desastre… O de otro país africano en el que vi con mis propios ojos lo publicado en una foto que había ganado el premio Pulitzer: un buitre al acecho de una niña recogiendo los mangos caídos al suelo alrededor de la basura acumulada en el centro de la ciudad… O la compra de un pequeño taller en la que los compradores, una pareja no casada (aún no existían las parejas de hecho) con la sorpresa de la mujer al ver que no adquiría nada en el negocio, y mi advertencia de que, si estaban conviviendo a gusto, lo que tenían que hacer era casarse y compartir… Un par de años más tarde me vinieron a comunicar que se habían casado, tenían familia, eran felices y el taller iba bien.

¿Qué recomendaría a las y los Alumni de Derecho de esta, su universidad, que decidieran seguir la carrera notarial?

Que busquen un buen preparador. Que cuiden la salud y el equilibrio físico y personal; que busquen tranquilidad para el estudio, y que mantengan la ilusión y constancia, con las que se aprueba la oposición.

Y finalmente, que si no sacan la oposición no se consideren frustrados y que piensen que el tiempo empleado es un proceso de formación muy completo por el que han obtenido un conocimiento profundo del derecho privado que pocos estudiantes pueden obtener en el mismo periodo de tiempo.

Que no se obsesionen por el dinero sino por el conocimiento, el buen hacer, el respeto a los compañeros y el rigor en los documentos que elaboren, ya que haciendo bien las cosas se llega al final del camino.

Que sigan el lema de la Universidad de Deusto: Sapientia melior auro.

Antes de despedirnos, agradeciéndole por su atención y reiterándole nuestra felicitación, ¿podría compartir algún recuerdo de su paso por las aulas deustenses en sus años de estudiante de la Facultad de Derecho?

Tengo un recuerdo muy especial para el Padre Acevedo, que nos dio la asignatura de Civil (Familia y Sucesiones) y en quinto curso me permitió prepararla con temas de oposición, y me hizo gustar del derecho; del Padre Arza que nos dio derecho canónico en segundo permitiendo fundamentar las soluciones con lógica; de los partidos de rugby con el equipo de la Comercial; de otro profesor que, al preguntar por mi nota, en clase dijo en alta voz ¡NOTABLEMENTE SUSPENDIDO! Y, al revisar el examen, lo cambió por una buena nota y se disculpó; de la época dura de la política en las aulas, y la patada en la puerta del aula para interrumpir la clase…