La vocación es cualquier motivo que sirva, desde el punto de vista personal, para justificar una vida
Pedro Ugarte, XIV Premio Setenil por su libro ‘Nuestra historia’
Licenciado en derecho, periodista de profesión y de vocación escritor. ¿Quién es Pedro Ugarte?
Básicamente, a la vista de los presupuestos que fundamentan la pregunta, habría que concluir que Pedro Ugarte es un negociador, un esforzado negociador con la poderosa realidad. La realidad es un enemigo demasiado fuerte para cualquier alma de Dios, de modo que no es viable emprender una lucha a vida o muerte contra ella. Pero resignarse a sus dictados, aceptarla, sería un fracaso intolerable. Por eso, frente a la realidad, hay que pactar: un buen acuerdo con ella es, a la larga, una victoria. En mi caso, la victoria se resuelve en que estoy muy orgulloso de haber estudiado derecho (creo que estudiar filología no me habría ayudado, realmente, en mi proyecto personal); estoy también muy orgulloso de trabajar como periodista (conozco escritores destruidos por haber hecho de la literatura un oficio); y estoy orgulloso, sobre todo, de no haber renunciado a escribir.
¿Qué sentiste la primera vez que tuviste un libro tuyo entre las manos?
Mi primer libro fue un poemario titulado “Incendios y amenazas”, publicado en 1989 por la Sociedad El Sitio, de Bilbao. Sentí una conmoción, en el mejor sentido de la palabra. Comprendí que mi vida, de algún modo, se justificaba en algo tan sencillo y tan terrible como un libro. Sé que la idea es difícil de aceptar desde fuera, pero un escritor siente que su existencia se justifica en los libros. Quizás sea una patología. Yo opino, más indulgente, que se trata de eso que antes se llamaba vocación. La vocación es cualquier motivo que sirva, desde el punto de vista personal, para justificar una vida. El poder de ese motivo, claro, solo lo siente en cada caso su beneficiario: los demás pueden considerar, con todo el derecho del mundo, que se trata de un loco.
Hablemos del libro premiado, ¿cuál es el nexo de unión que tienen todos los relatos que recoge ‘Nuestra historia’?
Básicamente un personaje, Jorge, que es el que protagoniza buena parte de mi narrativa. He escrito seis novelas, de las que Jorge ha protagonizado cuatro, y unos 80 cuentos, de los que Jorge ha protagonizado más de 70. “Nuestra historia” es la continuación vital de un personaje literario que ha experimentado ya muchas edades, que ha sido en distintos momentos rico y pobre, joven y viejo, que ha padecido matrimonios y separaciones, alegrías y traiciones, que ha tenido grandes amigos y perversos enemigos. Digamos que “Nuestra historia” es una estación más en la agitada vida del personaje. Otra cosa es que, para el autor, Jorge quiere ser también un artificio literario en el cual todo lector se pueda identificar. Me gustaría que cada persona que leyera el libro pudiera encontrar, ahí escondido, algún rescoldo de su propia identidad.
Algunos creen que la vida de los escritores se refleja en su obra, ¿qué parte de ti se ha quedado en ‘Nuestra historia’?
Durante la promoción del libro me formularon muchas veces la misma pregunta y voy a contestar del modo en que lo hice entonces: en los diez relatos de “Nuestra historia” hay cinco que son muy cercanos a mi biografía, cuatro que tienen rasgos autobiográficos significativos, y uno solo donde lo autobiográfico son pequeñas pinceladas. De modo que quien lea al menos seis de los cuentos del libro pueden tener la seguridad de que, estadísticamente, ha alcanzado alguna dimensión muy personal del autor. Pero debo decir que, desde un punto de vista literario, deslindar el carácter autobiográfico o imaginario de cualquier relato no tiene ningún interés: lo importante es que funcione como narración, y que el lector se sienta implicado. Eso es lo único importante.
Cuando recibiste este premio, me contaron que te emocionaste, ¿qué supone para ti este reconocimiento?
Sí, claro, me emocioné porque dentro del género de la narrativa breve el premio Setenil es un reconocimiento de gran relevancia. Premia el libro de cuentos que, según criterio del jurado, ha sido el mejor de entre los editados en España en el año anterior. Publicar en la editorial Páginas de Espuma ya es todo un éxito para un escritor de narrativa breve, pero si ese privilegio viene acompañado por un galardón como el Setenil, pues, la verdad, no tengo más que razones para la gratitud.
Se habla de inspiración, de musas, de talento… pero por lo que yo sé, en tu caso, el secreto de tu éxito está en el trabajo y en el sacrificio. ¿Cómo compaginas tu vida laboral y familiar con la escritura?
Trabajo en la UPV/EHU como periodista corporativo, con horarios y objetivos muy exigentes. Aun así, en mi caso, la literatura, como lector y como escritor, es una experiencia diaria. Supongo que la consecuencia final no es la más deseable de todas: creo que parte del precio de esta actividad lo paga mi familia. Y otra parte, bueno, yo mismo, siquiera sea en horas de sueño.
Una pregunta que me surge, ¿cómo te ayuda una editorial durante todas las fases del proyecto? ¿Para qué sirve una editorial hoy en día?
Es una buena pregunta. Yo me siento muy cómodo y muy bien acogido en la editorial Páginas de Espuma, porque cuida el libro con un celo extraordinario, se implica en el proceso de producción (pero también en el proceso anterior de concepción del libro) y todo eso lo hace con un enorme respeto al autor y a su proceso creativo. Por poner un ejemplo: en mi anterior libro, “El mundo de los Cabezas Vacías”, hay un cuento, “Estación en la Tierra”, que está compuesto por una sucesión ininterrumpida de letras “o” a lo largo de siete páginas. La editorial no solo no censuró su publicación, sino que se comprometió con las reglas tipográficas que yo había establecido para el texto. Me dijo el editor, Juan Casamayor, que durante el proceso de impresión del libro el encargado detuvo las máquinas y le llamó muy preocupado porque, a la vista de lo que salía de la imprenta, algo estaba mal. Juan, por supuesto, tranquilizó al impresor, asegurándole que aquella pieza tan extraña era la correcta, que así la había escrito el autor y que así debía publicarse.
¿Qué nos puedes contar sobre tu próximo libro?
Seguro que hay escritores que escriben un libro detrás de otro, pero en mi caso la creación literaria es la acumulación de un magma de materiales y sedimentos cuya suerte final es muy distinta. Solo cuando estoy haciendo una novela me siento comprometido con un proyecto argumental, con un diseño preestablecido. Lo demás son cuentos, microrrelatos, reflexiones, poemas, aforismos, ocurrencias, hallazgos, tentativas… Todas esas cosas acaban en los lugares más insospechados: desde la papelera más próxima hasta un cuento que obtiene junto a otros el premio Setenil.
Para terminar, y para aquellos alumni que están empezando, y desean publicar sus textos, ¿podrías darles algún consejo?
Quizás el mejor de todos sería que contrasten la medida de su vocación literaria con la mera realidad: si te han machacado una docena de veces y sigues insistiendo, no hay duda, la tuya es una vocación de verdad y no podrán tumbarla los mayores cataclismos. A partir de esa certeza, todo resulta fácil: lo que quedan por delante solo son horas, muchas horas, miles de horas, de lectura y de escritura. Más de lectura que de escritura, por cierto. Hay un perturbador texto de Ernesto Sabato en su tercera novela que concluye que, a pesar de todo, esa obstinación no será garantía de nada: hay que luchar, hay que seguir luchando, quizás hasta el final, sin ninguna garantía, sin saber el resultado. Siento no dar mejores noticias. Pero no dudo de que los verdaderos escritores habrán entendido lo que quiero decir.